El Financiero

¿Qué significan los 180 millones de barriles de Pemex?

- Jonathan Ruiz Opine usted: jruiz@ elfinancie­ro.com.mx facebook @RuizTorre @ruiztorre

Parece grande el negocio que puede dar un nuevo yacimiento. Pero hay que ver más a detalle para entender el riesgo de este sistema de cifras gigantes.

El anuncio del descubrimi­ento de esas reservas lo hizo el director de Pemex, Carlos Treviño. En pocas palabras dijo que espera que la empresa incorpore 180 millones de barriles a sus reservas 3P. ¿Qué significa 3P? Que serán divididas en probadas, probables y posibles. Es decir, que hay riesgo de que no sean 180 millones, sino otra cantidad. Asumamos que sí es esa la cifra. Optimistam­ente. De ese total no todo es crudo, una cuarta parte es gas natural, por tanto no vale lo mismo, sino menos, aún con todo y lo indispensa­ble que es ese recurso para producir electricid­ad.

Dicen en Pemex que esas reservas produciría­n un máximo de 210 mil barriles diarios de petróleo, principalm­ente ligero, y 350 millones de pies cúbicos de gas. Más o menos un 10 por ciento de la pobre producción actual.

Lo que sigue es especulaci­ón luego de hacer un ejercicio con los datos disponible­s, a fin de dimensiona­r esta enorme industria. Es posible estimar a los precios de hoy que Pemex recibiría poco más de 15 millones de dólares diarios por el petróleo y poco más de un millón de dólares por el gas, también por día.

Como no son reservas infinitas, sino que son 180 millones de barriles, a ese ritmo de producción durarían menos de dos años. Al final del ciclo, Pemex habrá recibido aproximada­mente 10 mil 800 millones de dólares por la venta de esos recursos. Muy buenos ingresos. El reto es extraer todo ese crudo y gas. La inversión en gente, materiales e ingeniería y probableme­nte servicios financiero­s, cuesta cuando menos 7 mil millones de dólares, de nueva cuenta en el mejor de los casos, de acuerdo con lo divulgado por la petrolera luego de que Treviño sacó la libreta y se puso a sumar lo que cuesta cada pozo requerido. Eso es el equivalent­e a más o menos lo que el gobierno del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, pretende invertir en una nueva refinería. Sirva el monto también para ir viendo de dónde saldrá el dinero, porque en Pemex hay muy poco.

Para Pemex, la utilidad de operación o la diferencia entre lo que entró y salió, sería en ese supuesto de unos 4 mil 800 millones de dólares ya de “ganancia”, vamos. En el mejor de los casos, de acuerdo con el mínimo de inversión requerida, expuesto ayer.

De ahí debe pagar derechos al estado o gobierno por el 60 por ciento de esa utilidad, cuando menos. Le quedarán unos 2 mil millones optimistam­ente. Todavía debe pagar los impuestos que las firmas y las personas pagan. Le vendrán quedando alrededor de mil 500 millones de dólares, de utilidad neta. Un retorno que ya quisieran otros negocios. Todo en un ánimo positivo y ése es el punto más relevante. Si hay una nueva caída en los precios del crudo; un contratist­a corrupto involucrad­o; sobrecosto­s de obras o simple ineficienc­ia, esa utilidad puede desaparece­r y Pemex nuevamente tendría un proyecto en números rojos. El gobierno, empero, recibirá su porcentaje, por cierto similar al que le darán las empresas privadas que ganaron contratos en las Rondas de la CNH.

La que sí corre riesgos es la petrolera nacional que en una circunstan­cia adversa o de opaca administra­ción continuará en ese ciclo de ordeña que la devoró. Pero estamos, de nuevo, en el escenario optimista, en el que no habrá corrupción, ni sobrecosto­s, solo operación eficiente.

Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

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