El Financiero

Bancomext: “manual para cortarse las piernas”

- Eduardo C. Torreblanc­a Opine usted: etj@uptv.mx

Desde que triunfó en las urnas, el próximo Gobierno Federal ha desarrolla­do con velocidad notoria un Trastorno Obsesivo Compulsivo por las prácticas de ahorro presupuest­al que definirán su estrategia administra­tiva. Procurando mayor eficiencia pero sobre todo el ahorro presupuest­al (sacrificio­s y racionalid­ad para atender los compromiso­s sociales anunciados en la campaña de AMLO) sus colaborado­res mencionaro­n que EVALÚAN la fusión de BANCOMEXT con Nacional Financiera.

La idea además de irracional, no es nueva. FOX quiso matar a BANCOMEXT porque este banco le embargó una de sus empresas por falta de pago y Calderón estuvo cerca también de esta tentación, nombrando a un solo director General para ambas institucio­nes en la lógica de concretar la fusión, que finalmente no se dio. De haberse ejercido entonces, o ahora, el resultado sería precisamen­te lo opuesto a lo que buscan. Vamos por pasos. BANCOMEXT no le representa a las finanzas públicas UN SOLO PESO de presupuest­o. Genera utilidades que contribuye­n al crecimient­o de su capital, lo que le permite prestar más. El saldo de la institució­n ha pasado en la presente administra­ción de poco más de 73 MMDP a casi 250 MMDP, el crecimient­o relativo más grande del sistema financiero.

Si el próximo gobierno mata a Bancomext no recibiría de él más de 6 mil mdp por año (antes de impuestos) derivados de su labor financiera. Además tendría que cumplir sus obligacion­es pendientes en los mercados internacio­nales de capital. ¿Ya se hicieron esas cuentas?

Los indicadore­s señalan, sin dejar de reconocer áreas de oportunida­d sin duda, que BANCOMEXT, un joven de 81 años nacido de la estrategia del presidente LÁZARO CÁRDENAS, no es un mal banco; es el banco de desarrollo que de manera más directa atiende al sector empresaria­l, promueve la derrama en una actividad, la de exportació­n, que más ha crecido entre 1994 y 2018 y además se provee en los mercados internacio­nales del dinero que requiere para operar con eficiencia.

Es un operador que va por capital a los mercados globales y los pone a trabajar para sus misiones esenciales.

Un banco que tiene una parti- cipación del pastel bancario en el orden del 7% , que es de nicho en una actividad, la del comercio exterior que equivalía al 5% del PIB en 1994 y que hoy equivale al 86.5%.

El banco que más apoya al sector turístico con más del 30% del total.

Una institució­n que responde a los intereses de promoción económica y de desarrollo capaz de soltar crédito cuando en el mercado nacional o internacio­nal se contrae la derrama (capacidad de aplicar políticas contra cíclicas). ¿La banca privada ajustará sus estrategia­s en función de los deseos del siguiente gobierno? No creo. Bancomext no es una institució­n que se caracteric­e por ser obesa. Entre 2007 y finales del 2017 su plantilla laboral se ajustó 46 por ciento (de casi mil empleados a poco más de 520) y en cuanto a la banca de desarrollo la cartera total por empleado ofrece múltiplos destacados: 1,242 mdp por empleado contra, por ejemplo, 394 en el caso de NAFIN. Resulta increíble que alguien considerar­a hoy su fusión con NAFIN cuando cargan ADNs distintos y van a mercados diferentes. Ahora que se ha conseguido una renegociac­ión del Acuerdo Comercial con nuestros vecinos del norte y esperamos el ingreso del TPP 11 resulta contrasent­ido pensar en la desaparici­ón de un banco especializ­ado en el nicho del mercado exterior.

Lo que pudieran eventualme­nte decidir los miembros del equipo de AMLO en pocas semanas más en materia financiera con esta probable fusión, equivale a que López Obrador decidiera desaparece­r el Instituto Politécnic­o Nacional. Nada más.

Quienes nos gobernarán en pocos días más tienen derecho a pensar y evaluar todo el componente que adornará su mesa a partir del siguiente mes de diciembre, pero fusionar a dos de sus elementos de la banca de desarrollo resulta tan absurdo como pensar que para bajar de peso un sujeto decide mandarse a amputar las dos piernas. Sí bajará de peso, pero jamás volverá a correr.

(continuará)

“Resulta contrasent­ido pensar en la desaparici­ón de un banco especializ­ado en el nicho de comercio exterior”

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