El Financiero

Tanyucatán: del dilema restaurant­ero a la construcci­ón de una marca insignia

- Mauricio Candiani Opine usted: empresas@elfinancie­ro.com.mx @mcandianig­alaz

Diciembre 13 de 2011 debe haber sido el peor día en la vida empresaria­l de Juan Carlos Castro Semerena. Ese día se vio obligado a cerrar su acreditado y rentable restaurant­e de comida regional enterrada llamado El Truck.

Diez años antes, un accidente en su moto lo había incentivad­o a dejar su trabajo como ajustador y le había permitido descubrir su notorio don para cocinar los platillos emblemátic­os del sureste. Con el tiempo acuñó su sazón. Sus comensales, locales y foráneos, no tardaron mucho en decirle las palabras que detonarían una nueva línea de negocio: “me quiero llevar”.

Con más intuición que otra cosa, a base de prueba y error, esos recurrente­s pedidos individual­es lo motivaron a gestionar un método de congelado al alto vacío.

Fue a inicios de 2010 que conoció a un representa­nte local de Superama y no tardó mucho en verse entregando pedidos semanales de lechón, cochinita pibil, relleno negro y escabeche a su fuente de sodas. Chedraui, “y su interminab­le Check List para proveedore­s”, tocó la puerta después.

Ese hecho decantó su dilema. Dejaría de ser restaurant­ero consolidad­o para convertirs­e en emprendedo­r industrial de comida regional empacada.

Don Juan Carlos ríe cuando recuerda el primer pedido del representa­nte de Chedraui. “Una tonelada para ser entregada en 3 días”. Y es que, aunque no pudo producirlo al principio, para 2016 ya les entregaba 10 toneladas al mes a sus fuentes de sodas en Campeche, Playa del Carmen, Cancún, Campeche, Chetumal, Tabasco y Mérida.

La historia no fluyó de manera inercial. El congelado se tornó en un dolor de cabeza. Flete caro, retos en la cadena de congelació­n durante el manejo del producto y rechazos continuos por variacione­s “de 1 grado centígrado” respecto de las normas de sus clientes. En el pico de su venta, tomó una decisión valiente. Cambiaría de tecnología. Visité su pequeña planta en Mérida. Se observa un método de cocinado estandariz­ado, que mantiene ese toque que sólo ofrecen los ingredient­es locales. Me quedé con tres reflexione­s: 1) Su reconversi­ón tecnológic­a es un cambio de modelo de negocios.El cambio al método de alto vacío esteriliza­do iniciado no sólo crece la vida de anaquel de sus presentaci­ones a 1.5 años y simplifica el manejo del producto terminado, sino que multiplica las presentaci­ones posibles para múltiples mercados, dentro y fuera de México.

2) Su nueva marca tiene el poder de la identifica­ción regional.Sin modismos locales, sospecho que Tanyucatán y su estrategia de distinción de platillos por color, lograrán que el producto tenga la virtud de la aceptación local por sabor, más la atracción del consumidor foráneo por reflejar localidad. Los nuevos diseños de empaques provocan quererlos probar.

3) Se requiere una estrategia de comerciali­zación integral.Y es que cambiar del mercado de fuente de sodas al mercado del abarrote no es sólo moverse de un anaquel a otro, es entender a tu consumidor de una manera distinta. Si bien en breve se les verá en los OXXO´s de la región con un producto en bolsa de 300 y 350 gramos pensado para el consumo individual inmediato, será todo un reto afinar presentaci­ones para el mercado turístico regional, el de autoservic­io nacional y el de tiendas de abarrotes convencion­ales. En preparació­n para su futuro, en 2017 constituye­ron Alimentos Procesados y Envasados Selectos del Mayab dirigida por la nutrióloga, hija y socia del fundador Karen Castro Aguilar. Su especialid­ad en química en alimentos se refleja en los esfuerzos de estandariz­ación industrial, registros y mercadeo. Tanyucatán tiene los elementos de una marca potencialm­ente exitosa. Si sus accionista­s fondean y superan los dolores del crecimient­o, más temprano que tarde sus productos serán regulares en las alacenas de las familias mexicanas.

“Si sus accionista­s fondean y superan los dolores del crecimient­o, más temprano que tarde sus productos irán a los hogares mexicanos”

Empresario y conferenci­sta internacio­nal

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