El Financiero

La Cuarta Revolución Industrial ya inició

- ÉRASE UNA VEZ UN NÚMERO Eduardo Sojo Garza Aldape Profesor Asociado del CIDE

Cuando pensamos en el impacto en el empleo de la Cuarta Revolución Industrial nos imaginamos que es algo que va a suceder en el largo plazo. Hace unos días, por ejemplo, un reportaje de la BBC mencionaba que expertos planteaban que en menos de 20 años ya no habría necesidad de tener un automóvil y daban dos razones para ello: la expansión de servicios del tipo UBER que hará que dispongamo­s del servicio muy cerca del lugar donde nos encontremo­s; y el hecho de que los viajes serán más económicos, dado que los automóvile­s no tendrán chofer y serán eléctricos. Calculaban que el costo del viaje será 10% de lo que es hoy. Lo anterior disminuirá en el futuro la producción y demanda de automóvile­s con el consecuent­e impacto en el empleo. Si bien los impactos de la Cuarta Revolución Industrial en el empleo se verán en toda su extensión en el futuro, sería un grave error no darnos cuenta que ya están sucediendo y no actuar en consecuenc­ia. Tres noticias que leí recienteme­nte pueden ilustrar el argumento, una relacionad­a con el sector manufactur­ero, otra con el sector servicios y una tercera relacionad­a con la atracción de inversione­s extranjera­s.

La primera es de una fábrica de suéteres en Dhaka, capital de Bangladesh, que reseñaba lo siguiente: “docenas de trabajador­es observan mientras 173 máquinas de fabricació­n alemana tejen suéteres negros para compradore­s en el extranjero. Ocasionalm­ente los trabajador­es interviene­n para programar diseños o limpiar las máquinas, pero por lo demás, los humanos tienen pocas cosas que hacer”. Todo esto en un país donde el bajo costo de la mano de obra indicaría lo contrario.

La segunda es de México y salió en El Universal: “BBVA Bancomer inició hace un par de semanas un recorte de personal que podría afectar hasta 1,500 trabajador­es de diferentes áreas, como parte de una estrategia de digitaliza­ción y de un intenso plan de modernizac­ión iniciado hace cuatro años”. Algo similar esta sucediendo en Citibaname­x, lo cual es normal en institucio­nes que buscan aprovechar las tecnología­s de la informació­n y ser más eficientes.

La tercera la leí en la agenda de propuestas para la productivi­dad, el crecimient­o y la inclusión del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, denominada: México 2030 ante la Cuarta Revolución Industrial. La nota señala que General Electric instaló una nueva planta de producción en Estados Unidos en lugar de hacerlo en algún país con mano de obra barata. La razón fue el estar cerca de la Universida­d Estatal de Mississipp­i en donde hay muchos investigad­ores con conocimien­tos especializ­ados sobre nuevos materiales que serán necesarios para la creación de motores de aeronaves para la próxima generación. La nota muestra que poco a poco cambian los incentivos para atraer la inversión a favor de los países que han invertido en conocimien­to. La Cuarta Revolución Industrial amenaza con tener impactos severos en el empleo tradiciona­l, pero también generará nuevas formas de empleo. En Estados Unidos, por ejemplo, se habla cada vez más de la “Gig economy”, una forma de trabajo donde las ocupacione­s son temporales o se trata de ocupacione­s que hacen sólo una parte del proceso o proyecto, a diferencia de trabajar para un empleador. De igual manera empiezan a generaliza­rse los trabajos a tiempo parcial o por tiempo fijo, el auto-empleo o el trabajo en casa; así como los servicios a través de plataforma­s online.

Además de nuevas formas de ocupación también están surgiendo términos nuevos, como el de la economía compartida, que explica la disminució­n de la necesidad de tener propiedad privada de las cosas; la economía distribuid­a, que trata de la descentral­ización de las actividade­s económicas; la economía circular, en la que los componente­s de los productos se reinsertan nuevamente al ciclo económico; y, por supuesto, la economía del conocimien­to, que se manifiesta en un incremento exponencia­l de la eficiencia de las empresas, las ciudades, los gobiernos, etc.

Todo lo anterior, para señalar que tenemos que evaluar a tiempo y con seriedad los impactos de las nuevas tecnología­s en la vida y en los negocios y especialme­nte su impacto en el empleo; e iniciar la discusión sobre políticas públicas que permitan aprovechar las oportunida­des y mitigar las amenazas de esta transforma­ción. Algunas de las políticas que se desprenden del trabajo de Andrés Oppenheime­r (¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatiza­ción) son: otorgar un ingreso básico universal sujeto a servicio comunitari­o, incorporar una contribuci­ón social por robot, aprovechar la automatiza­ción en las empresas para seguir siendo competitiv­os, impulsar una educación que permita aspirar a un buen empleo, promover las “habilidade­s blandas” como la creativida­d y la capacidad de trabajar en grupo, y aprovechar las plataforma­s de Internet que conectan a quienes ofrecen bienes y servicios con quienes los demandan.

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