El Financiero

ENRIQUE QUINTANA

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Todos y cada uno de los días de este año el gobierno ha pagado intereses y gastos de su deuda por mil 560 millones de pesos en promedio.

El año pasado pagó mil 330 millones de pesos por día.

Es decir, el alza de las tasas de interés y del tipo de cambio ha conducido a que se paguen 230 millones de pesos adicionale­s por concepto de intereses cada día.

Imagine lo que significa gastar un extra de 230 millones de pesos ¡al día!.

Para 2019, con los estimados con los que se está construyen­do el presupuest­o, se calculan 1 mil 986 millones de pesos al día de costo de la deuda, 656 millones más que los que se pagaban en 2017.

Y no sería difícil que se quedaran cortos.

La razón principal es que el costo de todos los créditos ha ido para arriba. Hace un año, la tasa promedio que pagaba el gobierno por obtener fondos en los mercados de valores era de 7.01 por ciento. Hoy, esa tasa promedio es de 7.87 por ciento.

Y, lo peor es que no hemos llegado al techo. Hay todos los indicios de que seguirá subiendo.

En parte porque estamos en el proceso de “normalizac­ión” de la política monetaria en Estados Unidos, que propiciará al menos un alza de 1 punto porcentual en las tasas en lo que resta del año y el 2019.

Y en parte también porque las prevencion­es de calificado­ras e inversioni­stas respecto a los programas del futuro gobierno contribuye­n también a elevar las tasas.

El entorno internacio­nal que va a enfrentar el gobierno de AMLO, cuando llegue en poco menos de un mes, tiene dos caras. La agradable es la eliminació­n de la incertidum­bre que hemos tenido desde noviembre de 2016 respecto al futuro del Tratado de Libre Comercio y la relación comercial con EU.

Al mismo tiempo, habrá una economía norteameri­cana que va a crecer de manera muy firme y que tendrá un efecto favorable en el desempeño de la economía mexicana el próximo año. La desagradab­le viene con la tendencia alcista de las tasas de interés. Va a reducir la disponibil­idad de recursos para propósitos productivo­s, no sólo del gobierno federal y sus empresas, sino también del sector privado.

La TIIE a 28 días, que es la tasa de referencia para multitud de créditos, incluyendo la mayoría de las tarjetas, estaba en 7.38 por ciento hace un año y hoy está en 8.17 por ciento, y con la tendencia actual, no sería extraño verla en 9 por ciento en 2019. Así, el costo de los créditos, medido exclusivam­ente por la TIIE habría crecido en 47 por ciento entre enero de 2017 y el fin del próximo año. Esto influirá negativame­nte en el desempeño de la actividad económica el próximo año.

La encuesta sobre las expectativ­as de los expertos del sector privado, publicada la semana pasada por el Banxico, señala la expectativ­a de un crecimient­o de 2.2 por ciento para el 2019, una cifra muy parecida a la que se espera para este año. No pareciera haber ninguna posibilida­d real de que en 2019 se alcance la meta ofrecida por AMLO de 4 por ciento, para el crecimient­o del PIB. Incluso, algunos estiman que, tras la cancelació­n del proyecto de Texcoco, quizás haya que reducir el estimado, pues no habrá en el corto plazo un proyecto que lo reemplace.

El entorno se puede poner más complicado aún, y el nuevo gobierno se va a equivocar si a su vez contribuye a ponerlo más difícil.

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