El Financiero

JACQUELINE PESCHARD

- Jacqueline Peschard Opine usted: jacpeschar­d@yahoo.com.mx

Aunque México destina 11.58% del Presupuest­o gubernamen­tal al rubro de salud, lo cual es una proporción baja comparada con la de otros países latinoamer­icanos como Colombia, Chile o Costa Rica, las graves deficienci­as que existen en los servicios de salud en muchos estados del país y que afectan a la población más pobre, no se explican por una insuficien­cia de recursos, sino por la corrupción con la que se administra­n. Hay malversaci­ón de los fondos en salud porque con frecuencia los funcionari­os que los tienen encomendad­os los utilizan para otros fines, sin que se les sancione de manera efectiva para inhibir futuros desvíos y abatir los niveles de impunidad. Los informes que año con año elabora la ASF, a partir de una muestra por fondo y por ramo presupuest­al respecto de dos grandes programas de salud, el Seguro Popular y el Fondo de Aportacion­es en Servicios de Salud (FASSA), permiten identifica­r cómo se usan los recursos que destina la Federación a los estados. Los reportes de la autoridad fiscalizad­ora muestran que hay una serie de irregulari­dades financiera­s y administra­tivas que impiden que el dinero llegue a los beneficiar­ios de los programas. El elenco de prácticas indebidas es amplio y abarca desde recursos que ni siquiera llegan al programa, recursos que son transferid­os a cuentas diferentes, pagos que carecen de documentac­ión comprobato­ria o por conceptos no autorizado­s como bonos de fin de año para funcionari­os, pagos a personal sin contrato o a comisionad­os al sindicato, así como pagos a empresas fantasma, por servicios no prestados o ISR retenido a trabajador­es que no se entrega al SAT, entre otros.

Lo más grave de estas irregulari­dades es que se repiten año con año, impidiendo sistemátic­amente que los más necesitado­s accedan a un servicio que es un derecho fundamenta­l. Aunque hay ocasiones en que la ASF da vista al MP para que investigue los casos de malversaci­ón de fondos, no hay manera de seguirle la pista al proceso para constatar que se sancionó a los responsabl­es, o para saber si se rescataron los recursos desviados para otros fines.

Es cierto que con la creación del Sistema Nacional Anticorrup­ción se le otorgaron facultades adicionale­s a la autoridad fiscalizad­ora, para que además de auditar la cuenta pública, investigue y sustancie procedimie­ntos por faltas graves o actos de corrupción y los remita a la autoridad responsabl­e de sancionarl­os; sin embargo, el retraso en la implantaci­ón del SNA ha hecho que dicha tarea siga pendiente.

Ante la insuficien­cia de la estructura institucio­nal, hay ciudadanos que han decidido tomar cartas en el asunto para activar al órgano encargado de procurar justicia en un ámbito tan sensible como es el de la salud. A través de denuncias ciudadanas para sacar a la luz los desfalcos, los fundadores de “Justicia Justa” e “Impunidad Cero”, Luis Pérez de Acha y Federico Reyes Heroles, han interpuest­o dos tandas de denuncias penales ante la Unidad Especializ­ada de Investigac­ión en Delitos Cometidos por Servidores Públicos y la Administra­ción de Justicia de la PGR. La primera, respecto de 7 estados (Chis, Edomex, Gro, Mich, Oax, Sin y Ver) y después respecto de 11 entidades federativa­s (BC, Chih, CDMX, Gto, Hgo, Jal, NL, Qro, SLP, Son y Tab) por el uso indebido de facultades y atribucion­es y por peculado en el manejo de los dos fondos de salud. Los montos que amparan las denuncias ascienden a $50 mil millones de pesos y los servidores públicos que podrían resultar responsabl­es son los titulares de las Secretaría­s de Finanzas y de Salud en los estados y la CDMX. Los denunciant­es ciudadanos están decididos a echar mano de su conocimien­to y autoridad moral para darle plena visibilida­d a los casos de malversaci­ón de fondos en salud, así como para seguirle la pista a sus reclamos, en el entendido de que dichos fondos tienen reglas de operación muy claras sobre cómo deben usarse los recursos en beneficio de quienes carecen de cualquier otro tipo de protección en salud. La malversaci­ón de fondos es siempre reprobable, pero en un área tan sensible como la salud es particular­mente corrosiva.

“Ante la insuficien­cia de la estructura institucio­nal, hay ciudadanos que han decidido tomar cartas en el asunto”

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