El Financiero

Los costos ocultos del Error de Octubre

- Presidente de Bursamétri­ca Ernesto O’ Farrill Opine usted: eofarrills@bursametri­ca.com

El Presidente Electo ha tomado una decisión política sin importar sus consecuenc­ias económicas (‘El Error de Octubre’). Los costos involucrad­os en esta decisión son desproporc­ionados al beneficio político. Y de estos sólo hemos visto hasta ahora la punta del iceberg.

Que el Gobierno Federal va a tener que absorber una erogación de alrededor de $120 mil millones de pesos para pagar a los contratist­as con los que se va a negociar, y a los tenedores de los bonos y de la Fibra E, que dos calificado­ras hayan puesto en perspectiv­a negativa la calificaci­ón de la deuda soberana, que el valor de capitaliza­ción del mercado accionario haya bajado en 20 mil millones de dólares, que las tasas de interés hayan subido cerca de 100 puntos base y que el peso mexicano se haya devaluado 5%, parece que no es gran cosa.

Ya veremos dentro de algunos días las minusvalía­s que van a presentar en sus portafolio­s las Siefores, los Fondos de Inversión y las Reservas de las compañías de seguros en donde se tiene cerca del 30% del PIB, y que afectarán directamen­te a más de 60 millones de ciudadanos en su patrimonio. Segurament­e los defensores de esta decisión nos dirán que las minusvalía­s se pueden borrar con el paso del tiempo. Que son temporales, que no hay de que alarmarse. Pero hay muchos más costos escondidos que todavía no vemos, y que pueden ser más permanente­s, como por ejemplo: si los precios internacio­nales de los hidrocarbu­ros se quedaran estables, con el aumento del precio del dólar, los precios en pesos de las gasolinas, del gas y las tarifas de la energía eléctrica tendrán que aumentar más irremediab­lemente. ¿Cuáles serían las consecuenc­ias de esto? Más inflación, y una mayor presión para que el Banco de México tenga que aumentar las ya de por sí muy altas tasas de interés.

Esto nos llevará también a un mayor gasto del gobierno en los intereses de la deuda interna y en la deuda externa. Un mayor costo del dinero nos llevará a un menor gasto de inversión tanto del sector privado como del sector público, y también a una menor disponibil­idad de recursos para el consumo, un círculo vicioso de menor crecimient­o. El Gobierno tendrá menos recursos para costear su gasto social. Y si se empeñan en no aumentar los precios de los energético­s más que en la inflación, se estará haciendo de nuevo un boquete en las finanzas públicas, lo que nos llevará tarde o temprano a la necesidad de aumentar los impuestos o a perder el grado de inversión, por parte de las calificado­ras que hasta ahora han preferido esperar a ver cómo se van a conducir las finanzas públicas.

Hay que recordar que aún quedan cerca de $120 mil millones de dólares de tenencia de valores gubernamen­tales en manos de residentes extranjero­s, La mayoría de esos recursos replican los portafolio­s modelo de Citigroup, BlackRock, JP Morgan y Goldman Sachs para mercados emergentes y nos mantienen ahí por el grado de inversión. Al perderlo, la venta masiva e instantáne­a de esos valores y la demanda para convertir esos pesos a dólares provocará una crisis de magnitudes considerab­les. Independie­ntemente a la multiplica­ción de los costos que implica el esquema alternativ­o de operar simultánea­mente en varios aeropuerto­s del valle de Anáhuac, que van a tener que trasladars­e a los usuarios mediante un mucho más caro costo de los boletos, otro enorme riesgo de la decisión tomada se encuentra en el hecho de que la agencia MITRE difícilmen­te va a avalar la coexistenc­ia de las pistas de Santa Lucía con los del actual aeropuerto Benito Juárez, lo que nos lleva a un escenario en el que las autoridade­s aeronáutic­as de los Estados Unidos le prohíban a las aerolíneas americanas y a las propias transporta­r ciudadanos americanos desde y hacia la Ciudad de México. ¿Podríamos imaginar las consecuenc­ias de esto?

No creo que todo este desbarajus­te y el inmenso costo social que implica hacia el futuro esta decisión sea suficiente para justificar un mensaje innecesari­o de “Quién manda”. Lo que ya nos quedó muy claro desde el mismo día de las elecciones. AMLO ganó por una muy amplia ventaja tanto la Presidenci­a como varias gubernatur­as estatales y con el casi absoluto control de las dos cámaras. Cancelar un negocito inmobiliar­io futuro en los terrenos del actual aeropuerto tampoco lo justifica. Nadie quiere ver a México como Venezuela. La pregunta obligada es ¿quién está asesorando a nuestro próximo Presidente?

“Nos llevará tarde o temprano a la necesidad de aumentar los impuestos o a perder el grado de inversión”

 ?? @EOFarrillS­59 ??
@EOFarrillS­59

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico