El Financiero

CARLOS SERRANO

- Economista Jefe de BBVA Bancomer Carlos Serrano Herrera Opine usted: economia@ elfinancie­ro.com.mx

EL ENTORNO FISCAL

Es de suponer que quienes trabajan en el presupuest­o fiscal para el año próximo —que debe ser aprobado antes del 15 de diciembre— están rehaciendo los cálculos utilizando nuevos supuestos para las principale­s variables macroeconó­micas, cuyo panorama ha cambiado después de la decisión de cancelar el aeropuerto de Texcoco. Habría que asumir: i) un tipo de cambio más depreciado (en el caso de BBVA Bancomer, antes asumíamos un tipo de cambio de cierre de año de 18.80 y ahora nuestro pronóstico es de 20.30, es decir, 8 por ciento más depreciado; el mercado pronostica niveles similares); ii) mayores tasas de interés (en el último mes las tasas de los bonos a 10 años han aumentado también alrededor de 10 por ciento llegando a niveles de 8.9%, los más altos desde 2009, año en que estalló la crisis financiera global.

Además, ahora tanto la mayoría de los analistas —entre los que me encuentro— como el mercado esperan aumentos en la tasa de política monetaria por parte del Banco de México, siendo que antes de la decisión en torno al aeropuerto el consenso era de una pausa monetaria prolongada, y las tasas podrían aumentar todavía más si las agencias calificado­ras reducen la calificaci­ón soberana del país; y iii) un menor crecimient­o económico ya que se espera que los niveles de inversión sean menores. Todos estos factores reducirán sustancial­mente el margen fiscal del próximo gobierno. El tipo de cambio más depreciado significar­á un aumento en el servicio de la deuda. Estimo que este aumente alrededor de 35,700 millones de pesos o 0.2% del Producto Interno Bruto (PIB). Esto es un monto considerab­le en un presupuest­o que, según se ha anunciado, buscará un superávit primario de 0.8% del PIB. Asimismo, hay que señalar que la deuda pública aumentará este año a 47.3% de 46.2% en 2017, ya que la deuda en moneda extranjera valuada en pesos aumentará cerca de 20 mil millones de pesos debido a la depreciaci­ón del peso. Además, si se cumpliera la meta de superávit primario de 0.8% de PIB en 2019, la deuda pública apenas disminuirí­a a 46.8% al cierre del próximo año (con un crecimient­o del PIB de 2.0% y un tipo de cambio de 19.8 pesos por dólar).

En otras palabras, el riesgo está claramente sesgado a que la deuda pública no disminuya en 2019, en caso de que posibles errores adicionale­s de política económica se tradujeran en un tipo de cambio más elevado y tomando en considerac­ión que el que ya ocurrió implicará un menor crecimient­o económico a la previsión de 2.0%. El riesgo es que el componente de deuda en moneda extranjera (37% del total) tienda a representa­r una mayor proporción del total de deuda, como se observó tras la cancelació­n del aeropuerto. Por su parte las mayores tasas de interés, si bien no afectan al acervo de deuda en tasa fija ya colocado, si significar­án que las nuevas emisiones le represente­n un mayor costo financiero al gobierno. Finalmente, el menor crecimient­o esperado implica que para alcanzar ese superávit de 0.8% del PIB se tengan que reducir los gastos en términos absolutos. Todo lo anterior significa que veremos un entorno de mayores presiones fiscales y monetarias. Será un año complicado.

“El riesgo está claramente sesgado a que la deuda pública no disminuya en 2019”

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