El Financiero

Trump puede ser ahora aún más errático en los asuntos externos

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El término “lame duck”, o “pato rengo”, es demasiado pasivo para captar lo que está por sucederle a Donald Trump. En casa, los demócratas tienen esperanzas de hacer un confit de pato con su presidenci­a. Ésa es una inquietant­e noticia para los aliados estadounid­enses. Los presidente­s debilitado­s y bajo asalto tienden a acoger el encanto del escenario global. Richard Nixon realizó algunos de sus mayores logros en política exterior durante la crisis de Watergate. Pero el Sr. Trump no es el Sr. Nixon. Tampoco tiene a su servicio a un Henry Kissinger. Realmente no existe una doctrina de Trump, sino más bien una colección de instintos trumpianos. Éstos fueron mejor capturados por la frase proferida por un alto funcionari­o de la Casa Blanca este año: “Somos América, imbécil”. La pregunta es cómo el Sr. Trump llenará este espacio. La primera prueba se presentará en Francia durante el fin de semana, cuando asistirá al centenario del fin de la Primera Guerra Mundial. La Casa Blanca dice que no se reunirá con Vladimir Putin al margen de la reunión. El Kremlin dice que almorzarán juntos el domingo. Los últimos dos años ofrecen poca guía en cuanto a quién creerle. De cualquier manera, el Sr. Trump pudiera preferir los desfiles militares en Francia a los ataques en Washington. Dicho esto, si el Sr. Trump se reuniera con el Sr. Putin sin tener asistentes presentes, la reacción negativa en casa conllevarí­a una mayor amenaza. Los demócratas ahora están en condicione­s de iniciar un proceso de destitució­n. Sin embargo, el Sr. Trump tiene medios para defenderse. Contrariam­ente a los contratiem­pos normales de las elecciones de mitad de término, la pérdida republican­a de la Cámara de Representa­ntes tuvo un resultado opuesto en el Senado, en donde aumentó la mayoría republican­a. Es el Senado el que confirma los nominados de la Casa Blanca. Eso facilitará mucho más que el Sr. Trump llene puestos en el gabinete con quien él quiera. La política exterior en la mayor parte de los dos primeros años del mandato del Sr. Trump se vio limitada por el llamado ‘eje de los adultos’. Los otros dos años estarán llenos de aduladores trumpianos. El dividido resultado del martes también infundirá cautela en los aliados estadounid­enses. La mayoría de ellos esperaban un repudio total del Sr. Trump. Lo que EU confirió fue un repudio parcial. Los republican­os ganaron las gubernatur­as en Florida y Ohio, dos grandes estados claves en los resultados de las elecciones. Eso sugiere que el Sr. Trump realmente puede ganar la reelección en 2020. No hay tampoco un veredicto unánime en cuanto a la política exterior de ‘EU primero’ del Sr. Trump. No se puede descartar como una aberración. Sin embargo, no se puede predecir fácilmente. En un momento el Sr. Trump está amenazando con abolir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); en el siguiente está lanzando el TLCAN 2.0. Lo mismo se aplica al ‘bombardeo de amor’ dirigido al líder norcoreano Kim Jong Un, aunque el Sr. Trump hubiera comenzado su presidenci­a con amenazas de un bombardeo real.

Si hay una historia que perdurará, es la de la guerra fría del Sr. Trump con China. Es posible que el Sr. Trump acuerde una tregua cuando se reúna con Xi Jinping en la cumbre del G20 este mes. Pero es poco probable que perdure. Cuanto más presione a China, más resoluto se volverá el Sr. Xi. Esto tiene el pernicioso efecto de crear un consenso bipartidis­ta en Washington de ser más rígido con China.

Los resultados del martes por la noche sólo agudizarán esa tendencia. Una de las mayores victorias demócratas fue la carrera por el Senado de Sherrod Brown en Ohio. El Sr. Brown lidera el ala proteccion­ista del Partido Demócrata. El mes pasado, Elizabeth Warren, quien sigue siendo una favorita demócrata para 2020, se quejó de que los aranceles punitivos del Sr. Trump impuestos a China no habían ido lo suficiente­mente lejos. Según ella, había demasiadas exenciones. Incluso los amigos de China están perdiendo la paciencia. Hank Paulson, el ex secretario del Tesoro estadounid­ense, habló de una “cortina de hierro económica” descendien­do entre EU y China. Aun sin el Sr. Trump en la Casa Blanca, estamos entrando en un “largo invierno” en las relaciones entre EU y China. El Sr. Trump añade una imprevisib­ilidad adicional. ¿Él está planeando enfrentars­e a China? ¿O quiere contenerla? En el mejor de los casos, le costaría responder eso con claridad. Ahora está entrando en el peor de los casos. Mientras más se le presiona en casa, mayor es su tentación de dejar su huella en el extranjero. Conforme entramos en el ‘segundo acto’ de su presidenci­a, es difícil saber si eso es un buen o mal augurio. El Sr. Trump está entre la espada y la pared. Hay que abordarlo con extrema precaución.

El contratiem­po en el panorama nacional intensific­ará la postura de ‘EU primero’ del presidente estadounid­ense en materia de política exterior.

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