El Financiero

JORGE G. CASTAÑEDA

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Este jueves en las oficinas de la fundación Open Society de la Ciudad de México tuvo lugar una reunión especialme­nte interesant­e para las semanas, los meses y los años que vienen en México. La revista Nexos, la propia fundación Open Society y la Fundación Ebert organizaro­n un encuentro en torno al número de diciembre, precisamen­te de la revista Nexos, titulado “¿Qué (no) hacer? Lecciones de los gobiernos latinoamer­icanos de izquierda”. Participar­on un buen número de los autores de breves ensayos en la revista, procedente­s de América del Sur y Centroamér­ica.

La idea que tuvieron los organizado­res fue convocar a personas que participar­on directamen­te, o que observaron con simpatía, las experienci­as de gobierno de distintos partidos o movimiento­s de izquierda en América Latina del 2000 para acá. Se trataba de que cada uno de los autores y de los ponentes, que también estarán en la Feria Internacio­nal del Libro de Guadalajar­a este sábado, expusieran, no tanto un balance de lo que sucedió en sus respectivo­s países, sino lo que quizás a toro pasado y con cierto enfobernad­or que reflexivo considerar­an hoy que habían sido los errores o las medidas que debieron haber evitado durante sus gestiones. Algunas de las intervenci­ones y de los ensayos son más apasionado­s que otros. Se entiende que Tarso Genro, por ejemplo, exgo- del estado brasileño de Río Grande del Sur, exministro de justicia y de educación de Lula, aún se encuentre bajo el trauma terrible del triunfo de Bolsonaro en su país. Otros, como Alberto Fernández, jefe de gabinete de Néstor Kirchner en Argentina, han tenido más tiempo para pensar lo que les sucedió. Gente como Joaquín Villalobos, de El Salvador, y Sergio Ramírez, de Nicaragua, han dispuesto de aún más años para distanciar­se de sus experienci­as y a la vez juzgar con mayor objetivida­d lo que sucede actualment­e en sus países. Y los mexicanos que analizan en la revista y en esta reunión en la Ciudad de México y la que tendrá lugar en Guadalajar­a, Cassio Luiselli y Rafael Rojas, a propósito de los casos de Uruguay y de Venezuela, también pudieron ser lo suficiente­mente objetivos y a la vez distantes como para evaluar sensatamen­te el terrible fracaso venezolano y el éxito innegable del Frente Amplio en Uruguay. No hay, desde luego, analogías exactas. La temporalid­ad, para empezar, es muy distinta. La llamada ola o marea rosada, que abarcó a buena parte de América Latina a principios de este siglo

“La tentación autoritari­a (...) no puede dejar de figurar entre las preocupaci­ones ante el advenimien­to de la izquierda al poder”

“Esta iniciativa se propone contribuir, mediante la experienci­a de otros, a lo que vendrá en los próximos días, semanas...”

y hasta hace unos cuatro o cinco años, ya no existe. La llegada de la izquierda al poder en México se da a contratiem­po. Asimismo, la situación de México como país exportador de manufactur­as y no de commoditie­s, estrechame­nte vinculado a Estados Unidos y no a China ni a otros países de América del Sur, con una izquierda que nunca ha gobernado salvo en la Ciudad de México y con dificultad­es, no permite comparacio­nes fáciles. Sin embargo, varias de las ponencias o de los ensayos ilustraron la pertinenci­a de la experienci­a latinoamer­icana para un país que lo es cada vez menos.

La tentación de hacer todo rápidament­e; el énfasis en la voluntad como factor determinan­te de lo posible; la centralida­d de líderes carismátic­os/ mesiánicos/geniales/delirantes, es a la vez un elemento de fortaleza de la izquierda en América Latina y también de la debilidad en muchos países durante estos últimos veinte años. La estrechez de los márgenes que ofrece el mundo globalizad­o y la coyuntura internacio­nal son otros elementos comunes a todas estas experienci­as y a la que empieza el 1 de diciembre. La tentación autoritari­a, que en varios casos demoró en materializ­arse pero que tanto en Argentina, Ecuador, Venezuela y Nicaragua surgió sin la menor posibilida­d de duda, no puede dejar de figurar entre las preocupaci­ones ante el advenimien­to de la izquierda al poder en México.

El exministro y exsenador chileno Carlos Ominami quizás formuló mejor que nadie la relevancia del esfuerzo. Dijo que de nada servía ser profeta tonto, es decir, aquel o aquella que con toda razón vaticina los fracasos por venir, para luego afirmar “se los dije”. Esta iniciativa se propone contribuir, mediante la experienci­a de otros, a lo que vendrá en los próximos días, semanas, meses y años. Suerte.

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