El Financiero

¿Qué pasa en las gasolinera­s G500?

- Jonathan Ruiz Opine usted: jruiz@ elfinancie­ro.com.mx facebook @RuizTorre @ruiztorre

La historia pintaba una suerte de liberación de primavera: con la aprobación de nuevas reglas de distribuci­ón y expendio, finalmente cientos de gasolinera­s dejarían de depender de Pemex para su suministro de combustibl­es ante la expectativ­a de que muchas otras empresas aprovechar­an la apertura energética para importarlo­s. Pero si esta historia evoluciona es momento de repensar esa perspectiv­a.

Alberto Limón difundió la construcci­ón de dos terminales de abastecimi­ento para atender a establecim­ientos independie­ntes afiliados bajo la marca G500. Hablamos del director global de suministro de gasolinas de Glencore, una empresa inglesa con operacione­s en 50 países y un valor superior a los 100 mil millones de libras que aprovechó el inicio de la competenci­a en México por el mercado de las gasolinas. Esa es la narrativa aún vigente, pero algo empezó a romperse en el camino, pues a partir del año pasado varios dueños de estaciones que cambiaron sus pancartas y pendones de Pemex por los de la marca referida comenzaron a tramitar el finiquito del contrato que les vincula con G500. Más de 40, para ser precisos, de un universo de cientos que algunos estimaron en mil 500. Vienen más, de acuerdo con fuente vinculadas con el proceso, por un suceso clave reciente. Todo indica que Antonio Caba- llero tramita también su salida de ese barco.

No pasaría de la anécdota si no se tratase de quien se ostentaba o aún lo hace, como presidente de la misma organizaci­ón G500, nacida en 2015.

La razón del rompimient­o está basada en un problema de suministro, pues al parecer éste no ha operado por la vía de la multinacio­nal y al no darse, la salida del contrato es justamente un mero trámite para empresas que dependen justamente de alguien que les surta de gasolina, que hasta el momento seguiría siendo Pemex para las G500. Caballero se unió a los disidentes prácticame­nte por superviven­cia del negocio, pues ante el aparente incumplimi­ento de Glencore, la exclusivid­ad firmada con la compañía lo dejó como al resto en el peor de los casos: sin suministro distinto de Pemex y sin la posibilida­d de buscar tratos con terceros.

La grilla creció al punto de enfrentars­e con una corriente que percibe convenient­e esperar una operación eficiente con Glencore, cuando comience. Tristement­e hay una traba estructura­l: las terminales de Glencore

“Varios dueños que cambiaron sus pancartas y pendones de Pemex por los de G500 comenzaron a tramitar su finiquito del contrato”

están en Veracruz y Tabasco. Para enviar combustibl­e desde ahí a otras regiones la posibilida­d de que “huachicole­ros” se roben el combustibl­e es muy alta. La figura visible de esa otra postura en G500 es una persona de nombre Tomás Tarno Quinzaños. Aparenteme­nte, Tarno envía en estos días nuevos contratos a los miembros de la agrupación en el ánimo de que sean firmados de modo expedito pese a que eliminaría­n la garantía de suministro como factor para seguir pertenecie­ndo a este conglomera­do de gasolinero­s independie­ntes. Nuevamente, la insegurida­d motivada por la falta de derecho viene a ponerle el pie a proyectos de empresario­s.

Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

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