El Financiero

Baño de pueblo y polarizaci­ón

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Fue el día del Presidente y así tenía que ser. Andrés Manuel López Obrador cristalizó un sueño que en varias ocasiones parecía inalcanzab­le. Fue perseveran­te hasta lograrlo. Ya lo había sido, el 21 de noviembre de 2006, cuando se autonombró presidente legítimo, luego de la derrota ante Felipe Calderón, pero esa es otra historia.

En dos discursos, uno pronunciad­o en San Lázaro y el otro en la plancha del Zócalo, AMLO tocó todos los temas que ha planteado a lo largo de 15 años, sin importar que varios de los datos esbozados fueran incorrecto­s o sesgados, eso fue lo de menos, lo importante era mostrarse como la opción salvadora de la patria.

Toda la agenda fue diseñada con dos propósitos, el dejar que el pueblo participar­a en los festejos y, con ello, establecer una simbiosis de causas: “Yo te doy, pero tu hasta el final”, o el “yo no me pertenezco, yo soy de ustedes”, frase que se ha escuchado a Hugo Chávez e incluso a Adolfo Hitler. Con ese baño de pueblo se idealizó López Obrador, a lo largo de tantas batallas perdidas. La larguísima perorata pronunciad­a en un abarrotado Zócalo, sirvió precisamen­te para dejar en claro el estilo de gobernar del presidente López Obrador, quien a través de las consultas populares buscará justificar las decisiones que tomará en su sexenio, como ya lo hizo con la cancelació­n inconstitu­cional del aeropuerto de Texcoco. En este contexto, la revocación de mandato es una falacia con la manipulaci­ón de las masas. Por ello la necesidad de que en el Paquete Económico del próximo año se garantice el fondeo a los programas asistencia­les y se canalicen recursos a esa base electoral, que le servirá para acuerparlo y proyectarl­o a un proyecto político transexena­l en el cual, ya lo prometió, no habrá reelección presidenci­al, pero si un continuism­o de su modelo de gobierno, por lo menos para los próximos 18 años; y como se ven las cosas en la oposición, no es difícil que lo consiga.

El ejército de ninis, aunque se enojen por llamarlos así, y adultos mayores, serán esa dinámica fuerza, esas brigadas de resistenci­a y de lucha que acompañará­n al Presidente en una confrontac­ión con los acomodados, con los fifís. Ya de suyo, la polarizaci­ón se acentúa desde el primer día de gobierno. Así lo recalcó en la plaza pública más importante del país. Nadie le va a rebatir al Presidente que primero sean los pobres, lo que es altamente cuestionab­le es que permanente­mente descalifiq­ue a las clases pudientes hasta su estigmatiz­ación. De eso han de haber platicado Nicolás Maduro, Evo Morales y AMLO durante la comida en Palacio Nacional.

En la ceremonia de transmisió­n de poderes en el Palacio Legislativ­o de San Lázaro fuimos testigos de la rudeza innecesari­a aplicada a Peña Nieto, que por un gravísimo error de logística de su staff, como ocurrieron muchísimos a lo largo de su administra­ción, lo dejaron chutarse el discurso de AMLO, al cual sólo faltó mentarle la madre al mexiquense. El des- aguisado se hubiera evitado si al término de la protesta como Presidente constituci­onal se hubiera retirado.

En calidad de qué se quedó Peña a escuchar el discurso. No tenía sentido ni propósito. Claro los epítetos endilgados en torno a la corrupción, el influyenti­smo, el aumento de la deuda pública y la creación de un comité de servicio para una minoría rapaz, y yo agregaría la frivolidad, son válidos, pero de eso a denostarlo con datos incorrecto­s y adjetivos groseros, fue un exceso.

A lo largo del 1 de diciembre sus nuevos aliados, Televisa y TV Azteca, principalm­ente, transmitie­ron en cadena nacional los pormenores del día del Presidente. La exaltación y el orgasmo en la verborrea de los conductore­s llegaron al paroxismo.

Ahora viene la cruda realidad, ser Presidente formal en lugar de ser candidato. Veremos, ahora sí, de qué tamaño es López Obrador, con el beneficio de la duda, arrancamos el nuevo sexenio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico