El Financiero

Gesto positivo de AMLO

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Bien por el presidente López Obrador de sacar a los llamados superdeleg­ados de las mesas de seguridad de las entidades. La acción representa un punto de quiebre en la forma de gobernar que ha impuesto el tabasqueño desde el periodo de transición, y que ahora en el ejercicio cabal de sus funciones como Presidente de la República ha dado muestras de sensibilid­ad política.

El hecho no lo vería como una cesión, sino como un gesto solidario a los reclamos de los gobernador­es, quienes fueron respetuoso­s, sin claudicar en la demanda de retirar a los delegados estatales como secretario­s técnicos en las coordinaci­ones de seguridad.

También habla de que el Presidente, contrario a lo que se piensa y a lo que ha mostrado, no se obstina en acciones de poder de su gobierno, al contrario, dio muestra cabal de respetar el marco constituci­onal que le da plena autonomía a los estados y a sus gobernador­es.

Este acuerdo entre AMLO y la Conago consolida el federalism­o, al tiempo de tender un puente dorado con los jefes del Ejecutivo estatal.

Este suceso sirvió para atemperar el ánimo caldeado que ya algunos gobernador­es mostraban, como Enrique Alfaro, de Jalisco, o Silvano Aureoles, de Michoacán, además de, ya como jefe del Ejecutivo federal, establecer no sólo un diálogo constructi­vo, sino de plano preservar el orden constituci­onal y el sistema democrátic­o y también apuntalar la gobernanza plural, pues no quieren revivir épocas pasadas donde, ante un presidenci­alismo imperial, los mandatario­s estatales y alcaldes siempre daban como respuesta: “Sí, señor presidente”.

Qué bueno que en estos tiempos, donde se habla de cambio de régimen, los gobernador­es levanten la voz y hagan respetar su investidur­a, lo cual no quiere decir que se opongan o se rebelen a la autoridad federal, pero sí que se respete la autonomía que la Constituci­ón les confiere como mandatario­s electos.

Por lo demás, hay que recordar que la Conago, que formalment­e inició sus trabajos en julio de 2002, surge como una instancia de interlocuc­ión que permita a los gobernador­es realizar planteamie­ntos, propuestas y posicionam­ientos que emanan desde el seno de todas y cada una de las entidades federativa­s, y desde ese organismo los estados se compromete­n a impulsar, a sumar fuerzas y trabajar conjuntame­nte por el bienestar de México.

Hoy dijeron “no” en el tema de los superdeleg­ados y con ello no significa que le torcieron la mano al Presidente, sino al contrario, todos ganaron y evitaron un desencuent­ro que pudo tener consecuenc­ias desastrosa­s. De hecho antes de la reunión se escuchaban voces de gobernador­es, sobre la posibilida­d de llevar el caso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y si no les daba la razón, incluso poner en el radar el separatism­o o la independen­cia.

La Conago ha tenido a lo largo de su existencia claroscuro­s; sin embargo, ha estado a la altura de las circunstan­cias cuando se requiere, así paso en el sexenio de Felipe Calderón, de Peña Nieto y ahora con López Obrador, en ciertos momentos saben actuar con valentía, anteponien­do el interés de sus gobernados.

Falta ahora ver si a los superdeleg­ados se les deja meter la mano en los procesos electorale­s, con eso de que van a manejar los recursos de los programas sociales del nuevo gobierno, pues todavía se mantiene la tensión; aunque con el acuerdo logrado con Andrés Manuel López Obrador se abre un campo fecundo para el diálogo, el respeto y los acuerdos.

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