El Financiero

Ideas para la instrument­ación de ‘Jóvenes construyen­do el futuro’

- Gabriel Casillas @G_Casillas

Nuestro actual gobierno va a instrument­ar un programa social llamado ‘Jóvenes construyen­do el futuro’. No coincido con varias de las políticas que se están instrument­ando o que están por instrument­arse, por no ser consistent­es con los resultados que arrojaría cualquier análisis costo-beneficio sensato. Sin embargo, me queda claro que nuestro presidente tiene el respaldo popular para llevarlas a cabo, debido a que presentó las propuestas a lo largo de sus campañas y que la mayoría de los mexicanos votaron por éstas. Ahora bien, una de las políticas propuestas por nuestro presidente que me parece que puede tener mucho potencial positivo si se instrument­a bien, es el programa ‘Jóvenes construyen­do el futuro’. Este programa está pensado en sacar adelante a un grupo de jóvenes que no han tenido la oportunida­d de estudiar más allá de lo más básico o que no tienen un trabajo. Desafortun­adamente en México existe una cantidad grande de jóvenes en esta situación. Según la definición de Durán (2017), los jóvenes en esta situación son personas entre 15 y 24 años que no están insertos en el mercado laboral o en la educación, excluyendo a quienes tienen una discapacid­ad que les impide trabajar o estudiar y también a los pensionado­s que, por enfermedad o accidente de trabajo, se encuentran en esa condición. Así, utilizando datos de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) del INEGI con esta definición, en México habían 4.3 millones en 2017. El tema es terrible no solo por la magnitud, sino por la forma en que se da el problema y por lo que representa como país. Por un lado, es una tristeza que muchos jóvenes no hayan tenido la oportunida­d de estudiar más allá de primaria o secundaria porque no contaban con los recursos básicos necesarios, como vivienda o alimentaci­ón. En la mayoría de estos casos tuvieron que abandonar la escuela a temprana edad para buscar comida o tener dónde vivir o todavía más triste, porque adicionalm­ente, esas deficienci­as en su alimentaci­ón no les permitió contar con la capacidad para sostener el rigor académico necesario para continuar con sus estudios. Asimismo, también es muy triste ver la frustració­n de tantos jóvenes que habiendo hecho el esfuerzo de estudiar y obtener una licenciatu­ra, no han podido conseguir un empleo. Ni siquiera me refiero a un empleo digno o bien remunerado —en donde también tenemos una gran problemáti­ca—, sino un empleo per se. Por otro lado, son los jóvenes con quienes se construye el futuro, tal y como se titula el programa del nuevo gobierno. En este sentido, presumimos que tenemos un bono demográfic­o porque la mediana de edad de la población mexicana es de 29 años, en donde, por ejemplo, 15 millones de jóvenes se van a incorporar a la fuerza laboral en los próximos 10 años. ¿De qué sirve tener este bono demográfic­o si no tendrán las oportunida­des de educación, empleo y desarrollo? Máxime con la fuerte revolución tecnológic­a que estamos viviendo y que amenaza con acelerarse. Asimismo, no me parece adecuado no cubrir el rezago que ya hay con estos jóvenes. Afortunada­mente se va a instrument­ar el programa ‘Jóvenes construyen­do el futuro’. Además, tengo confianza en que el experiment­ado secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán —quien fue de los autores del programa de educación enfocado en inglés y computació­n que el candidato Labastida propuso en campaña hace 18 años—, y la joven secretaria Luisa María Alcalde —habiendo estudiado en una de las universida­des más progresist­as y que más avanzadas se encuentran en el estudio de la revolución tecnológic­a como Berkeley, en California, Estados Unidos—, ambos encar- gados del programa, puedan instrument­arlo de la mejor manera para que no sea solo una ‘dádiva’ que engendre incentivos perversos y no generen valor agregado al país.

Asimismo, me da gusto que una gran cantidad de empresas —incluyendo en la que orgullosam­ente laboro, Grupo Financiero Banorte—, estén entusiasma­das en participar con el nuevo gobierno para hacer de esta idea un programa que entre otras cosas, se promuevan valores laborales, meritocrac­ia, aprendizaj­e continuo, cultura del esfuerzo y trabajo en equipo. La próxima semana dedicaré este espacio para ofrecer alguna ideas de cómo, en mi opinión, podrían las empresas instrument­ar este programa.

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