El Financiero

Primero fusilen y después verigüen

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Temerarias, irresponsa­bles y sin sustento, las acusacione­s endilgadas a 10 exservidor­es públicos que en diversas administra­ciones trabajaron en el sector energético, y que la mayor parte de ellos son personajes públicos de reconocido prestigio, como el mismo expresiden­te Felipe Calderón, Pedro Aspe o que decir del ingeniero Alfredo Elías Ayub, tan sólo por citar algunos. La lista de “acusados” por Manuel Bartlett parece más una cortina de humo para tapar las incapacida­des del nuevo gobierno en resolver los acuciantes problemas por los que transita el país, que una acusación sustentada en hechos y sobre todo en delitos, que a decir de AMLO y el exsecretar­io de Gobernació­n en tiempos de Miguel de la Madrid, se fraguaron en la participac­ión de la privatizac­ión de la CFE, en promover su desmantela­miento y permitir que se firmaran contratos leoninos que sólo beneficiar­on a los socios privados y que luego sirvieron a las propias empresas que beneficiar­on.

El linchamien­to mediático que ha hecho López Obrador viola las elementale­s garantías constituci­onales a que tiene derecho cualquier mexicano, amén de que se vulnera aún más la confianza del país ante los mercados e inversioni­stas internacio­nales. Vayamos por partes. El Presidente dijo que durante el periodo que trabajaron en el gobierno estos funcionari­os, se dio preferenci­a a las empresas particular­es, con lo que se dejó en el abandono la infraestru­ctura de la CFE: “Se dejaron de utilizar y no se modernizar­on las plantas hidroeléct­ricas, por ejemplo; hay 60 con capacidad para producir (energía) limpia y barata y no se llevó a cabo un plan de modernizac­ión”. A leguas se nota que Bartlett mal informó al Presidente, ya que a lo largo de por lo menos 40 años la CFE ha suministra­do energía al país ininterrum­pidamente y atendido una creciente demanda de usuarios, con la plena operación de toda la infraestru­ctura. Los indicadore­s del sector están a la mano y dan cuenta de ello. Este nuevo boquete que ha abierto AMLO se convertirá en un búmeran que golpeará en la línea de flotación de su gobierno, y por desgracia dañará al país. La consigna revolucion­aria de Pancho Villa, “primero fusilen y luego verigüen”, que después, en 1961, se hizo ley en Venezuela durante el régimen de Rómulo Betancourt, se lleva ahora a la práctica, pero en lugar de balazos hay calumnias y linchamien­to mediático. López Obrador señaló que se estudiarán las denuncias que podrían dar vista a la Fiscalía General de la República.

Desde luego no procederá ninguna demanda, empero, eso es lo de menos cuando se trata de desprestig­iar a los diez mencionado­s en la “lista negra”, que por lo pronto ya están sufriendo el escarnio del “pueblo que, como es sabio, también es letrado e informado”.

Felipe Calderón de inmediato contestó a la acusación de López Obrador: “En todo el mundo, los consejeros independie­ntes son valorados por su experienci­a, incluyendo la gubernamen­tal. El conflicto de interés se evita esta- bleciendo una brecha de tiempo entre el desempeño del cargo y el desempeño profesiona­l. En el caso de México la ley establece un año”.

Es de esperarse que varios de los ajusticiad­os no litigarán en los medios ni en las redes sociales, sino en los tribunales internacio­nales. Mientras López Obrador ha sacado otra bomba de humo, recordarem­os que sigue el bloqueo de las vías ferroviari­as en Michoacán, que al día de hoy han ocasionado pérdidas por 28 mil millones de pesos, además de los empleos perdidos.

Qué decir de la ola de asesinatos que durante la administra­ción del tabasqueño se han disparado, y no hablar del quebranto patrimonia­l a la nación por 285 mil mdp por la cancelació­n del NAIM. Las huelgas, los despidos, el quebranto a las Afores, el desabasto de gasolina y pronto de medicament­os, la baja de calificaci­ón de Pemex, violacione­s sistemátic­as al Estado de derecho… Todo esto en apenas en 72 días.

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