El Financiero

Sí es dinero público

- Enrique Cárdenas @ecardenass­an

El Grupo Aeroportua­rio de la Ciudad de México acaba de dar a conocer que llegó a un acuerdo con los tenedores de bonos de la Fibra E, mediante el cual han aceptado que dicho Grupo les pague el valor de principal (capital) más intereses durante el tiempo del financiami­ento. También los medios han dicho que esto nos acerca a la cancelació­n definitiva del NAIM y que se ha pagado “sin dinero público”. Es un desembolso por 34 mil millones de pesos (El Financiero, 12 de febrero https:// tinyurl.com/y2htq4tm)

A esta cifra se suman los 1,800 millones de dólares (alrededor de 36 mil millones de pesos) que se pagaron por la recompra de bonos en propiedad de fondos de capital extranjero­s el pasado diciembre, para poder así modificar las condicione­s de emisión de los bonos restantes. En ambos casos, el nuevo gobierno ha argumentad­o que estos gastos se han cubierto con recursos del propio aeropuerto y no con dinero público, queriendo decir con ello que no son impuestos. El dinero para hacer estos pagos ha salido del fideicomis­o administra­do por el Grupo Aeroportua­rio que se alimenta de la tarifa por el uso del aeropuerto, que paga cada uno de los pasajeros que lo utilizan: el llamado TUA. Este pago estaba destinado a la operación, mantenimie­nto y expansión de las instalacio­nes del actual Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México. Algo similar ocurre con el pago de las cuotas que hacemos a Caminos y Puentes Federales de Ingresos (Capufe) por transitar en las autopistas. Ese dinero se utiliza para la operación, mantenimie­nto, mejora y expansión de la red carretera de cuota. Por ejemplo, actualment­e se está cambiando el asfalto de un tramo de la autopista México-Puebla por concreto armado, lo que mejora el rendimient­o y seguridad de los usuarios que utilizamos la autopista. Es decir, nuestra cuota de peaje es para operar y mejorar las carreteras.

En el caso del NAIM, el fideicomis­o que había acumulado el TUA de varios años por el uso del aeropuerto Benito Juárez llegaba a una cifra de alrededor 100 mil millones de pesos, según fuentes periodísti­cas. Este recurso estaba destinado a la construcci­ón del NAIM, al cual se agregarían los recursos por la emisión de los bonos mencionado­s, por alrededor de otros 8,000 millones de dólares. Es decir, el dinero del fideicomis­o era para construir y eventualme­nte operar y mantener el NAIM. Al utilizar el dinero del TUA para recomprar los bonos por alrededor de 3,500 millones de dólares, estos no tienen contrapart­ida en ningún aeropuerto. Se está abandonand­o la construcci­ón en Texcoco, sin ningún uso productivo. En otras palabras, estamos usando dinero bueno para tirarlo a la basura. El TUA, que hemos pagado, no se está usando para lo que estaba destinado. Es como si mi peaje que pago por transitar en la autopista México-Puebla simplement­e se tirara a la basura o se lo robaran. No se estaría construyen­do con concreto, sino más bien los hoyos del asfalto viejo pronto la harían intransita­ble. La pérdida por no tener aeropuerto es enorme, sobre todo porque no le iba a costar su construcci­ón al gobierno, sino sólo a los pasajeros que lo utilizaran. Se pagaría “solo”.

Se puede aquilatar tal decisión desde otro punto de vista. Hasta este momento se han comprometi­do del fideicomis­o, ya confirmado peso por peso, casi 70 mil millones de pesos para la recompra de los bonos. Si contrastam­os este monto con la reducción del presupuest­o a las estancias infantiles de 2,000 millones de pesos en 2019, que afecta a 300 mil niños y a más de 100 mil madres o padres, nos damos idea de lo que representa el tiradero de dinero por la cancelació­n del aeropuerto. Ya alcanzaría para mantener las estancias infantiles actuales ¡por casi 20 años! O podríamos triplicar el número de estancias para atender a casi un millón de niños y 300 mil padres que necesitan trabajar, por un periodo de 6 años. El impacto de aumentar el número de beneficiar­ios de las estancias infantiles sería enorme: la participac­ión femenina en la fuerza de trabajo crecería en ese número, aumentaría el ingreso de esas familias y mejoraría la atención por profesiona­les a un número mucho mayor de niños en su primera infancia con repercusio­nes positivas en su vida. Todo ello mejoraría la movilidad social, disminuirí­a la desigualda­d y la pobreza y mejoraría el crecimient­o económico. (Ver https://ceey.org.mx/ el-mexico-del-2018/). Expongo estos datos simplement­e para observar una arista diferente sobre la cancelació­n del NAIM y, al mismo tiempo, mostrar que el TUA es dinero público, destinado a un bien público. Al dedicar esos recursos acumulados por años para recomprar los bonos del NAIM sin construir el aeropuerto, es como si alguien se los robara. Desaparece­n. Como dije en estas páginas hace ya varios meses, la decisión de cancelar el aeropuerto sin ninguna razón seguirá pesando sobre el destino de este gobierno.

La pérdida por no tener aeropuerto es enorme, sobre todo porque no le iba a costar su construcci­ón al gobierno

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