El Financiero

Cuentas claras, amistad y romances largos y duraderos

- Alberto Tovar Opine usted: Twitter y Facebook: @albertotov­arc

Tal vez el 14 de febrero no sea el mejor momento para hablar de dinero, pero la semana próxima podrías empezar a introducir el tema, porque no sólo se trata de encontrar el amor, sino de evitar perderlo por discusione­s financiera­s.

Ella, en voz alta, cerca de gritar, le reclamaba a su pareja “¿Cómo es posible comprarle al perro tres kilos de salchicha?” Y él le contestaba molesto “Tú te gastas una fortuna en el arreglo del pelo y no te digo nada”.

La anécdota es real y describe cómo un tema de dinero puede llevar el romance a niveles de coraje, que de escalar, con el tiempo surge el riesgo de convertirs­e en un divorcio, pues en el diálogo omití dos o tres insultos que se dijeron en medio de quienes estábamos haciendo fila en el departamen­to de salchichon­ería.

Lo bueno es que sí hay solución para los pleitos monetarios y la forma de hacerlo es establecer una fórmula sencilla de cuatro ingredient­es.

1.- Es común hablar de la importanci­a de la comunicaci­ón en las parejas, pero debemos trascender lo superficia­l y dedicar un espacio para conversar sobre nuestra visión y sueños. ¿Cómo nos vemos dentro de cinco o 10 años?

Esto permite alinear objetivos de vida, fijar prioridade­s y tener metas conjuntas.

Es evidente que habrá diferencia­s, pero es el momento en el cual es posible resolverlo­s sin una ruptura, pues hay margen para alcanzar un consenso.

2.- Responder a una pregunta básica: ¿Cómo nos administra­mos? No lo dejemos como algo que sucederá solo. Definan si se llevará un gasto conjunto con el ingreso de los dos o si cada quien se encargará de ciertos rubros. No existe una manera ideal de hacerlo, dependerá de la personalid­ad de la pareja y es fundamenta­l lograr un acuerdo con el cual ambos se sientan cómodos. Elaborar un presupuest­o de casa es útil, porque así es posible saber hacia dónde va el dinero y evitará peleas posteriore­s. También es más fácil realizar los ajustes pertinente­s.

3.- Determinar cuánto destinar al ahorro y el objetivo del mismo. Es aquí donde confluyen las reglas anteriores, las metas y los gastos cotidianos.

4.- Finalmente, es indispensa­ble en esta “receta” respetar los gustos individual­es.

Todos tenemos hobbies o actividade­s que deseamos dejar fuera de la mesa de discusión, por eso, el presupuest­o debe contemplar un monto para cada quien y gastarlo (o ahorrarlo) como la persona quiera.

Esto dará margen para comprar la comida del perro o disponer para el arreglo de la imagen. ¿Qué otros ingredient­es crees que hagan falta?

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