DECIDE NO COMPARECER Y MANTENERSE PRÓFUGO.
Asegura que deja todo a sus abogados, pues la actuación de la FGR es “irregular e ilegal”
Emilio Lozoya Austin, exdirector de Pemex decidió mantenerse prófugo de la justicia.
Anoche anunció que no se presentará ante el juez que libró una orden de aprehensión en su contra por el delito de lavado de dinero –como lo ordena una suspensión de amparo que obtuvo–, pues consideró que la actuación en su contra por parte de la Fiscalía General de la República es “irregular e ilegal” y dijo que hay una persecución en su contra. En una carta dirigida a la opinión pública el exfuncionario dijo que la decisión de no presentarse ante el juez de control que lo requiere, la toma conjuntamente con su familia y contrario a su deseo de comparecer para defenderse.
Señaló que, ha tenido disposición de comparecer en otras investigaciones, pese a lo cual la Fiscalía no le hizo los citatorios correspondientes y por el contrario solicitó a un juez una orden de aprehensión en su contra y de su hermana Gilda Susana por un delito no grave y que no amerita prisión preventiva oficiosa. “La Fiscalía sabía perfectamente bien que siempre que fui requerido en cualquier otra de las carpetas de investigación, tanto de la Fepade como de las SEIDF, comparecí”, aseguró. Acusó que el mismo juez de control que libró la orden de aprehensión, concedió órdenes de cateo con informes falsos rendidos por elementos de la Policía Federal Ministerial. Incluso, aseguró que se ordenó un cateo en la casa de sus padres, mintiéndole al juez de control, porque es público que su hermana hace varios meses contrajo matrimonio y obviamente tiene su domicilio propio, por lo que no vive con sus padres. Recordó que el 30 de mayo pasado compareció por escrito ante el juez de control y el agente del Ministerio Público de la Federación. Dijo que pese a ello, se le ha negado copia de los registros que obran en la carpeta de investigación con el objeto de tener pleno conocimiento de qué delito se le imputa y por qué. Reiteró su disposición a decir la verdad, con las consecuencias que haya para cualquier persona.