Sigue la piratería en el mundo mutando a lo digital
Lo relevante de tener en el calendario marcada una fecha como “Día Mundial contra la Falsificación y la Piratería”, es que obliga a algunos grupos y organizaciones a actualizar estudios y entregar reportes. Los diagnósticos que suelen presentarse alrededor de esta fecha, sirven como brújula para identificar algunas de las nuevas tendencias en la materia. Según la OCDE, en los países europeos al menos el 6% de los productos son falsificaciones; en regiones como la nuestra, productos como el software siguen superando tasas de piratería del 50%. De hecho, siendo justos, la fecha en la que como sociedad tendríamos que pensar en los daños que provoca la piratería y la necesidad de prevenirla y combatirla, tendría que ser el 26 de abril, que corresponde al Día Mundial de la Propiedad Intelectual. Evidentemente no se puede celebrar la una sin condenar la otra, o dicho de otro modo: si queremos
mejorar el entendimiento y el respeto al rol de los derechos de Propiedad Intelectual, es necesario erradicar las prácticas reiteradas de reproducción ilegal y falsificación que los depredan. Del cotejo de los diversos estudios y diagnósticos que se realizan y publican en el mundo en torno al fenómeno, algunas de las conclusiones que derivamos de su comparación se orientan a reconocer que, de manera manifiesta, la piratería en el comercio digital está creciendo exponencialmente, abandonando algunas de las conductas que comúnmente caracterizaban a este tipo de tráfico ilegal. La razón es simple, de la misma manera que sucede con algunas expresiones del comercio lícito, las formas de comunicación virtual escalan en su uso por disminuir costos, abaratar el marketing y amplificar su potencial de venta.
No se trata ya, como hace algunos años, de sólo combatir sitios web operados de forma clandestina que trafican con obras o productos ilícitos, sino de una gama de “tiendas virtuales” que pueden operar en la casi totalidad de las redes sociales. La facilidad para abrir o cerrar “perfiles” en este tipo de medios, brinda a sus operadores ventajas notables para eludir acciones judiciales. Como lo identifica el estudio de actualización del Observatorio Europeo de Derechos de Propiedad Intelectual, muchas veces no se trata de personas aisladas que aparentan tener una venta de baja escala, sino de grandes redes de comercio que tienen una fuente común que financia, organiza y distribuye las falsificaciones.
Una nota particular de tendencia se ubica en el uso de paquetes pequeños enviados por sistemas privados de mensajería, que disminuyen los riesgos de sanciones y dificultan las acciones de detención. A través de la atomización hacen altamente ineficientes los filtros aduaneros y las acciones legales de control. En el comercio físico también se reportan cambios, en particular en las rutas que regularmente sigue el contrabando y la falsificación, que va moviendo sus centros de operación de ciertos lugares a otros. Se aprecia como países de la antigua Europa del este han crecido en actividad, mientas que otros, como Corea y Taiwán, la han disminuido sensiblemente.
Un factor que destaca de los reportes es la proliferación, en los últimos años, del robo de identidad empresarial, que suele anteceder a operaciones con bienes o servicios apócrifos. Clientes de hoteles o bancos o venta de autos, que son usurpados con sitios ilegales que, usando nombres de dominio similares y fotografías convincentes, engañan a compradores que son despojados de su patrimonio.