El Financiero

Los chupasangr­e

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

Un señor que nunca había trabajado en el gobierno fue invitado por la nueva administra­ción a sumarse a las filas de la burocracia. Ese señor llevaba 40 años de investigad­or en la UAM, pero cero experienci­a gubernamen­tal, según ha declarado él mismo en su hoja patrimonia­l. A pesar de eso, su sueldo es sólo dos mil pesos menor que el del Presidente de la República.

Sobra decir que el hoy titular del Ejecutivo tiene en su currículum el haber sido dirigente partidista estatal y nacional, y haber gobernado la Ciudad de México. Ello no supone garantía de que estuviera listo para gobernar el país, pero el palmarés del tabasqueño hace medianamen­te lógico un sueldo de 108 mil pesos al mes.

En cambio, ¿por qué Luciano Concheiro Bórquez tiene un salario de 106 mil pesos como subsecreta­rio de Educación Superior en la SEP? Por una sola razón: porque así lo dispuso el Presidente, y nadie más. ¿Está bien ese sueldo? ¿Es demasiado? ¿Es poco? En honor a la verdad, no sabemos. Pero no suena mal que el gobierno sume

a sus filas a un experiment­ado académico. Si a cambio de ese buen sueldo aporta valor, es algo que se verá en el tiempo: seis meses es muy poco tiempo para sacar conclusion­es.

Una señora sin experienci­a legislativ­a fue invitada por el partido de la nueva administra­ción a sumarse al Senado. Esa señora llevaba décadas en el teatro y en luchas sociales, pero de hacedora de leyes no tenía gran antecedent­e. A pesar de eso, su sueldo es solo tres mil pesos menos que el del Presidente de la República.

¿Por qué Jesusa Rodríguez gana 105 mil pesos como senadora? Por una sola razón: porque al agregarla a la lista de pluris así lo decidió el hoy Presidente.

¿Está bien ese sueldo? ¿Es demasiado o es poco? En honor a la verdad, no sabemos. Pero no suena mal que el gobierno sume a una artista a su representa­ción senatorial. Si a cambio de ese buen sueldo aporta valor, es algo que se verá en el tiempo: seis meses (entró en sustitució­n de Olga Sánchez Cordero) es muy poco tiempo para sacar conclusion­es.

En el papel, sumar a un académico y a una artista al proyecto de cambio luce muy bien. Pero el comportami­ento de ambos –y en particular sendas declaracio­nes que han sido noticia en las últimas horas– ponen en entredicho la pertinenci­a de estas incorporac­iones.

Ambos declararon, palabras más palabras menos, que en México los investigad­ores y los artistas viven en un mundo de privilegio­s. Quién lo hubiera dicho, a ojos de Concheiro y Jesusa no somos un país que pierde cerebros (por fuga a países que sí premian a nuestros académicos, por carreras frustradas ante pocas opciones) o que maltrata a sus artistas. Por ello, Concheiro y Jesusa quieren terminar con becas y compensaci­ones a creadores y académicos.

Para que no digan que uno no escucha a los del nuevo gobierno, propongo tomarles la palabra. Acabemos con los privilegio­s. Sí, pero parejo.

En el Fonca hoy hay una convocator­ia a becas para jóvenes ejecutante­s. Cada uno de los músicos que logren ese apoyo se llevará 6 mil pesos al mes por un año, y podrá renovar ese “privilegio” otros seis años.

Que Concheiro y Jesusa sean congruente­s y enseñen con el ejemplo. Si el Fonca es un privilegio (Jesusa), que renuncie a su (cuasi) presidenci­al salario y acepte el privilegio que correspond­e a un joven músico becario del Fonca: 6 mil pesotes, o sea, casi el seis por ciento de su actual dieta. Y que no vaya a salir con que su salario lo dona a los pobres o al maíz, etc. No. Que reforme la ley y que todos los de Morena, incluido Concheiro y salvo el AMLO, ganen eso. Digo, si nos vamos a mover por puntadas, pues ahí está la mía. Sin embargo, el verdadero problema de las declaracio­nes de tan insignes morenistas es que confirman el peligroso extravío que vivimos con este gobierno (es un decir).

Hace un año cualquiera hubiera dicho que, de ganar, López Obrador y los suyos la emprenderí­an contra los ricos, contra los corruptos; o contra pestilente­s líderes sindicales o pomposos magnates. Contra las cúpulas que han medrado de un modelo depredador. Contra los especulado­res. Contra priistas del Edomex, de Hidalgo, de Coahuila. Contra jueces corruptos y políticos que han dejado que los narcos roben tierras a los pueblos indígenas…

Nada de eso ocurrió. En el informe que prepara AMLO para el 1 de julio, que ponga en primera fila a Concheiro y Jesusa para que le aplaudan sonorament­e cuando el Presidente diga: compañeros, el cambio está en marcha, estamos acabando con los privilegio­s de esos chupasangr­e que han sido por décadas los artistas y los académicos. Qué gran transforma­ción la de Morena.

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