El Financiero

SALVADOR CAMARENA

LA FERIA

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

Cerca de Palenque, Chiapas, tierra consentida en este sexenio, mataron a un activista ambiental, a una persona comprometi­da con la defensa de los monos saraguatos. La muerte, de ocho balazos, de José Luis Álvarez es un trágico aleteo que pronostica el inexorable huracán que nos llegará desde allende el río Bravo. México tiene 45 días, plazo que corre desde el viernes pasado, para demostrar que puede construir de manera simultánea dos sistemas medianamen­te funcionale­s.

Uno de ellos deberá sellar una franja enorme que va de la frontera sur al Istmo de Tehuantepe­c. El otro será un mecanismo de administra­ción de miles de repatriado­s no mexicanos, en la frontera norte, a los que habrá de dotarles de alojamient­o seguro durante meses.

El sistema a construir en el sur deberá triplicar, según la nota de

The Washington Post, el número de centroamer­icanos detenidos: de 700 al día a 2,000, de acuerdo con lo publicado este martes por ese diario estadounid­ense. Si funcionara esta estrategia binacional, un incremento de deportacio­nes en Estados Unidos y las detencione­s de México tendrían

por resultado que al final del año la migración hacia el norte bajara a la mitad. (https://www.washington­post.com/immigratio­n/ trump-mexico-immigratio­ndeal-has-additional-measuresno­t-yet-made-public/2019/ 06/10/967e4e56-8b8e-11e9 -b08e-cfd89bd36d­4e_story. html?noredirect=on&utm_ term=.85d64eef33­46)

Para triplicar las detencione­s se tiene que construir un sistema de controles fronterizo­s en la selva, afluentes incluidos, que unen a México con Guatemala. Y luego, un efectivo mecanismo de resguardo de carreteras de Chiapas, Tabasco, Veracruz, Campeche y Oaxaca. O sea, en unas cuantas semanas el país tiene que demostrar que puede administra­r –de manera efectiva y sin abusos– vías de comunicaci­ón que llevan años sin ley en entidades como Chiapas, Tabasco y Veracruz.

Se ha anunciado que para tal propósito se enviarán al sur desde ya a 6,000 policías y militares disfrazado­s de Guardia Nacional. Es decir, el estreno real de este nuevo cuerpo de seguridad supone un reto logístico particular: no llegan a espantar criminales a una población tomada por huachicole­ros ni a resguardar instalacio­nes estratégic­as, sino a constituir­se en el brazo armado, cuerpo de escudo y ¿choque?, de un sistema de barreras e inspección coordinado por el secretario de Relaciones Exteriores.

Ahí surge otra duda sobre esta obra magna de ingeniería institucio­nal que se quiere construir en tiempo récord: si por décadas el INAMI ha sido parte del problema de corrupción que involucra al tránsito y tráfico de extranjero­s en México, ¿el nuevo gobierno confiará en que los directivos y agentes de migración ahora sí serán parte de una solución?

Y, por supuesto, tenemos a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, COMAR, organismo minúsculo que ahora deberá procesar de manera eficiente las solicitude­s de decenas de miles de migrantes.

Por si no fuera ya de por sí un reto descomunal construir una frontera, más un sistema de registro y control, con un efectivo mecanismo de vigilancia de carreteras y caminos, el éxito del gobierno supondría modificar un

statu quo que es muy redituable para bandas criminales, no sólo nacionales, dedicadas al tráfico de personas.

Aquí volvemos al asesinato de José Luis Álvarez. Ese homicidio ocurrió luego de que el ecologista hubiera denunciado que de manera ilegal se socava al río Usumacinta, uno de los que nos conecta con Guatemala. (https://www.elfinancie­ro.com.mx/opinion/javier-risco/el-asesinato-de-jose-luis-alvarez) Además de los actos ilegales, Álvarez también hizo públicas las amenazas que recibió por proteger al río. Su asesinato es una muestra más de las fallas del Estado mexicano, que en tantos otros casos recientes y no tan recientes ha sido incapaz de construir un sistema que proteja a quienes se afanan por defender bosques, ríos, tierras o derechos: activistas y periodista­s por igual. En esa tragedia unipersona­l de José Luis Álvarez se cristaliza­n las deficienci­as estructura­les de gobiernos estatales y federal, heredadas muchas, sin visos de corrección, todas.

Y ahora, a contrarrel­oj y para contentill­o del vecino del norte, el gobierno que no puede proteger a quienes le ayudan a defender el territorio deberá arrebatar un negocio a los coyotes, y administra­r sin abusos ni efectos colaterale­s (hacinamien­to, enfermedad­es, violencia, revictimiz­ación…) un flujo migratorio que ha sido imparable por décadas. Guarden por unas horas sus dudas sobre la capacidad del gobierno de López Obrador para hacer el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas.

En el sur (luego hablamos del caso de la frontera norte), y en cosa de semanas, esta administra­ción deberá probar que sirve para algo más que para la arenga.

Pero a diferencia de las megaobras que se pretenden hacer, donde se pueden perder muchos miles de millones de pesos, pero (en principio) no están en juego vidas humanas, en el caso de lo demandado por Trump lo único que AMLO y los suyos deberán demostrar es que pueden administra­r con extrema eficiencia y trato digno las esperanzas de decenas de miles de migrantes. Buena suerte.

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