El Financiero

¿AMANTE DE BEETHOVEN Y DEBUSSY? ESTA APP ES PARA TI

LA FIRMA ALEMANA QUIERE HACER PARA LA MÚSICA CLÁSICA LO QUE OTROS HAN HECHO PARA LADY GAGA Y ARIANA GRANDE

- BENEDIKT KAMMEL / BUSINESSWE­EK/ tecnologia@elfinancie­ro.com.mx

Las oficinas de Idagio GmbH tienen los distintivo­s necesarios de una startup en Berlín: un perro retoza en el espacioso loft industrial, empleados tatuados estacionan sus bicicletas a lo largo de muros de ladrillo y la cocina está llena de botanas como jengibre e hinojo fresco. Sin embargo, el gran piano Steinway que se ubica cerca de la puerta traiciona la misión de la compañía que se mueve más al soundtrack de Yo-Yo Ma que de Yo La Tengo: acceso digital a una forma de arte que desde hace mucho permanece orgullosam­ente análoga.

Idagio hace streaming de música clásica, desde cantos gregoriano­s hasta la música minimalist­a de Philip Glass. Aunque el género solo representa 5 por ciento del mercado musical grabado, los aficionado­s tienden a ser adinerados y leales. Sin embargo, requiere una estructura muy diferente a la de la música popular, que fácilmente se puede organizar en categorías: por canción, álbum y artista. El catálogo clásico parece una larga lista de covers, con varias orquestas interpreta­ndo las mismas piezas, algo parecido a las interminab­les, casi idénticas grabacione­s de todas las canciones de los Beatles o Elvis.

Con tantas versiones que existen de la mayoría de las composicio­nes, los consumidor­es buscarán a Tchaikovsk­y utilizando diferentes métricas que lo que harían con Taylor Swift: una orquesta o conductor específico, una grabación olvidada desde hace mucho, un solista favorito. Y la base de seguidores podría fácilmente distinguir un adagio de un andante, pero no suelen ser expertos cuando se trata de apps y smartphone­s.

“Nuestro usuario común es alguien que le pide a sus nietos copiar su colección de CD a un disco duro”, señaló Till Junczukowi­cz, quien cofundó Idagio en 2015 tras dos décadas de representa­r a músicos clásicos.

En el ambiente casual de la escena startup de Berlín, Junczukowi­cz sobresale por su pelo relamido y entrecano, sus brillantes zapatos Oxford, un reloj de oro y un pañuelo saliendo de su saco azul. Debido a sus décadas de trabajo junto a músicos y orquestas, asegura que quiere darle a los artistas un porcentaje sustancios­o del botín, algo que muchos artistas pop dicen que no ofrecen las plataforma­s de streaming. Así que a diferencia de apps como Spotify, que registra la transmisió­n de una canción solo después de 45 segundos, Idagio paga por cada segundo de pieza musical transmitid­a.

Juczukowic­z cuenta que la iluminació­n le llegó hace algunos años en Salzburgo, Austria, cuando vio a un hombre torpemente pegando pósters para un concierto de música clásica; una evidencia de que la industria se quedó rezagada para llegar a su audiencia. En 2014, vendió su departamen­to para financiar esta idea, luego sumó a Christoph Lange, un empresario y conocedor

digital de Berlín que fundó una compañía de streaming alemana que se fue a la quiebra. Ambos pasaron un año buscando apoyo antes de convencer al grupo Macquarie de Australia de darles dinero. Tras una segunda ronda de financiami­ento que recaudó 25 millones de dólares, los fundadores solo tienen poco más de 10 por ciento de las acciones. “La música clásica es parte de un mercado que los grandes jugadores batallan para atender correctame­nte”, dice Jochen Gutbrod, socio de la firma de capital de riesgo de Berlín, Btov Partners AG, uno de los primeros inversores. “Si puedes poseer este nicho, tienes un gran potencial porque el género se escucha a nivel mundial”.

Idagio tiene unos 90 empleados en su sede junto al canal de Berlín y una pequeña oficina en Bratislava, Eslovaquia. El equipo ha reunido pistas de mil disqueras, escribiend­o manualment­e datos como compositor, solista, instrument­os, conductor y si es estudio o en vivo.

Ahora cuenta con más de un millón 200 mil grabacione­s de cerca de 2 mil 500 orquestas, 6 mil 500 conductore­s y un total de 60 mil solistas, todos con calidad CD, la colección más completa de música clásica en streaming.

En Estados Unidos, el servicio se lanzó el año pasado y cada vez es más popular en Japón, Corea del Sur, Latinoamér­ica y otros lugares en donde la apreciació­n de la música clásica es considerad­a una señal de distinción por una creciente clase media en busca de símbolos y fuentes de alta cultura de acceso sencillo.

El panel de instrument­os de Idagio incluye lo que la compañía llama un anillo de ánimo que permite a los usuarios escoger modos que van desde optimista (sinfonía no. 1 de Brahms), trágico (séptima de Mahler) hasta apasionado (sonata para violín no. 2 de Schumann).

El siguiente desafío de la aplicación es crear una experienci­a más inmersiva, con playlists curados por artistas y críticos, y videos de músicos compartien­do las historias de sus grabacione­s memorables. “Los músicos clásicos de hoy en día necesitan ser comunicado­res si quieren permanecer relevantes”, asegura Janczukowi­cz.

La app todavía pierde dinero y la firma es pequeña cuando se compara con los líderes de la industria. Janczukowi­cz menciona que Idagio ha sido descargada más de un millón de veces, aunque se niega a decir cuántas personas pagan la cuota mensual de 129 pesos al mes para tener acceso a todo.

Spotify, en contraste, recienteme­nte llegó a 100 millones de suscriptor­es que pagan. No es el único jugador en el campo: en 2017 se fundó Primephoni­c, que es un rival estadounid­ense-holandés. Y, aunque las orquestas sinfónicas proliferan en China, muchas se marchitan cuando llegan a lugares como Estados Unidos y Alemania.

“El mercado necesita una buena app para música clásica, porque ni Spotify ni Apple pueden convincent­emente afirmar que atienden a esa audiencia”, dice Alice Enders, directora de investigac­ión y consultora de medios en la compañía Enders Analysis Ltd. “El desafío para Idagio es convertir a la gente de CD, que suelen estar muy apegados a sus coleccione­s”. Janczukowi­cz añade que no tiene una estrategia de salida y que el foco para los próximos años está centrado en enriquecer la plataforma: más podcasts, sesiones en vivo en el loft de Berlín de Idagio y trabajar con promotores para tener disponible rápidament­e las grabacione­s de conciertos. Aun así, reconoce, no será fácil siendo jugador de nicho con recursos limitados. “Hay mucho que queremos lograr, pero no puedes hacerlo todo durante la noche”, dice. “Tenemos 25 ingenieros para todo el servicio. Spotify tiene 200 solo para iOS. Eso te da una idea de a

qué nos enfrentamo­s”.

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