Evaluar para aprender
Nos tocó criticar con firmeza las presiones injustas que recibió de parte de la SEP el ahora desaparecido INEE para cambiar sus procesos o calendarios, así como de las críticas infundadas. Pero en lo que chocamos frontalmente –con sus distintas dirigencias en el tiempo– es que no se alcanzó a reconocer que en la evaluación de los aprendizajes había que seguir a niños reales, no a constructos estadísticos. Un funcionario del Instituto afirmó: “Claro que hacemos evaluaciones censales: puedes hacer el censo de estudiantes o el censo de contenidos”. No, claramente eso no es lo que significa “censal”. “Censal” es llegar a cada niña y niño y seguir su trayectoria, lo que les pasa en la realidad. “Nunca lo van a comprender las familias”, se decía. No, nosotros pensamos que las familias no son incapaces. Fueron excluidas de los esfuerzos, que es distinto. No ocurre mágicamente. Apropiarse de las distintas estrategias de evaluación y de sus correspondientes resultados es un proceso de formación, de aprendizaje, como también pasa con los maestros. Pero si crees que la evaluación no será entendida porque las familias son ignorantes, los maestros flojos y los reporteros caprichosos, entonces vas a lograr justamente eso: que la evaluación no sea ni entendida ni valorada, y menos defendida. La reforma educativa de 2019 representa una oportunidad importante para avanzar, como país, un tramo más en la garantía de los derechos, un camino en el que difícilmente llegaremos lejos sin la compañía de la evaluación. Dice ahora
Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero el párrafo cuarto del Artículo Tercero: El Estado priorizará el interés superior de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el acceso, permanencia y participación en los servicios educativos. El nuevo párrafo séptimo afirma que toda la profesión docente se va a regular precisamente para verificar que estos agentes de cambio cuenten con… los conocimientos, aptitudes y experiencia necesarios para el aprendizaje y el desarrollo integral de los educandos.
El derecho a aprender engloba el derecho a una intervención adecuada y, por lo tanto, implica el derecho a un diagnóstico confiable y oportuno, como pasará en el caso de los docentes y directivos. Para las y los alumnos también requerimos de un diagnóstico que no se base en un único indicador, sino que incluya varias pruebas, observaciones y mediciones.