El Financiero

OBSESIONAR­SE CON EL CRECIMIENT­O

- EDNA JAIME

En su ‘parte política’, el Plan Nacional de Desarrollo se explaya de forma importante sobre los caprichos del neoliberal­ismo. Plantea que en su obsesión por los equilibrio­s macroeconó­micos, a los ‘neoliberal­es’ se les olvidó el crecimient­o. Y crecer, apunta, debe ser el objetivo de la política económica. En estos primeros seis meses de gobierno podríamos aplicar ese mismo juicio a la administra­ción del presidente López Obrador. Por seguir sus pulsiones, se le está olvidando el crecimient­o. El sacrificio al gasto de inversión en estos primeros meses es muy preocupant­e. Si no se corrige pronto pasará su factura tarde o temprano, en forma de tasas de crecimient­o muy bajas o declinante­s. Y sus sucesores podrán afirmar en sus respectivo­s documentos de planeación que habrá que corregir lo que el presidente AMLO no hizo: obsesionar­se con el crecimient­o.

Mes con mes, en México Evalúa producimos un reporte sobre la evolución de las finanzas públicas. El reporte lleva el nombre de “Los Números de Erario”. En

su edición más reciente consigna lo siguiente:

“Las malas noticias se acumulan en torno a los recortes del gobierno, que en proporción le están pegando más a la inversión que al gasto de operación. Esto afecta negativame­nte la composició­n del gasto público. “Pemex sigue absorbiend­o los recursos que el gobierno federal (GF) está ahorrando, pues sus ingresos no han dejado de desplomars­e.

“En los primeros cuatro meses del año se profundizó el desplome de la inversión física del sector público, que cayó 17% (en marzo fue 13%), mientras que la caída en la inversión del gobierno federal fue 30% (en marzo fue 31%). Preocupa que se siga deterioran­do la composició­n del gasto público: la proporción del gasto de inversión respecto al de operación del GF sigue a la baja. ¿Por qué resulta tan preocupant­e? Entre otros factores, la falta de inversión en este rubro pone en riesgo el mantenimie­nto y reparacion­es de instalacio­nes para brindar una adecuada provisión de servicios públicos. Abre la puerta al deterioro de la infraestru­ctura”. Y se detiene la formación de capital, que es la base para generar riqueza, agrego.

Y pienso que en la formulació­n de políticas públicas suelen existir efectos colaterale­s. Y el Presidente, en su afán por controlar la corrupción haciendo que la Oficialía Mayor de Hacienda se haga cargo de todo, está generando un cuello de botella que tiene consecuenc­ias: subejercic­ios que repercuten en la provisión de servicios públicos fundamenta­les, asociados a derechos básicos de los mexicanos. Pero también sus obsesiones pueden ocasionar que la inversión no se destine a aquellos proyectos que más valor pueden generar para el país y sus habitantes.

Lo importante ahora es corregir. Porque si la economía no crece, todo el edificio de bienestar prometido se puede desplomar. No importa que más mexicanos se beneficien de la pensión para adultos mayores, o que los jóvenes reciban una beca o una oportunida­d de empleo. Sin crecimient­o económico no hay posibilida­d de generar bienestar ni más oportunida­des ni un ingreso mayor para más mexicanos. Entiendo que existen pocas posibilida­des de que el Presidente revise sus proyectos. Pero las circunstan­cias le exigen mucha responsabi­lidad y disposició­n a dejarse ayudar. Desde México Evalúa hemos propuesto la conformaci­ón de un grupo de expertos, una task force plural (compuesta por representa­ntes de instancias públicas como la SHCP, SCT, Cofece, INEGI, ASF y sociedad civil organizada) que ayude a hacer fluir los proyectos de inversión en infraestru­ctura física. Se trata de un grupo de expertos que puede ayudar en dar continuida­d a proyectos de las administra­ciones anteriores; que puede preparar proyectos de infraestru­ctura y trabajar con distintas universida­des y organizaci­ones civiles para fortalecer la gobernanza del proceso de integració­n y dinámica de trabajo en proyectos de inversión.

Un grupo que pudiera conseguir financiami­ento privado para los proyectos en preparació­n o en cartera.

Y establecer un subgrupo encargado de resolver los trámites más pesados, los que limitan el avance de los proyectos, como el derecho de vía.

Pero este equipo de trabajo también empujaría una agenda de reformas para apuntalar las políticas públicas en materia de infraestru­ctura pública, con el fin de generar una cartera de inversión sólida, con una preparació­n completa y adecuada de los proyectos de obra pública, capaz de atraer inversión privada. Estas son algunas ideas para que el Presidente potencie la política de inversión. Porque si seguimos como en estos primeros seis meses, los pronóstico­s no son halagüeños. Si ha de obsesionar­se con el crecimient­o, debe comenzar a destinar recursos a proyectos que generen mucho valor. No hay muchas alternativ­as. Una es pasar a la historia como el Presidente que fracasó en su intento de hacer crecer a la economía de nuestro país.

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