Inversión en mercados emergentes: de interesante a indispensable
La categoría de “emergente” nació en el mundo de inversiones en los ochenta. El término, de hecho, surge como un adjetivo con menos estigma que “tercer mundo”, como se refería el Banco Mundial a países no desarrollados. En 1987, el proveedor de índices MSCI crea una cartera de referencia para la inversión accionaria en estos países. En su incepción incluía a 10 países, con marcada presencia de América Latina (Argentina, Brasil, Chile y México), pero con bajo peso del universo global accionario (menos del 1%). ¿Qué motivó el interés en invertir en estos países? Lo que en un comienzo era motivación de apoyo al desarrollo, dio lugar al interés de lograr exposición a países de altas tasas de crecimiento o exposición a materias primas. Ello a pesar de mayores riesgos, tanto políticos como financieros.
En algo más de 30 años los mercados emergentes han visto una evolución significativa. En 2019 el grupo incluye 24 países, que representan 12% de la capitalización bursátil global. La
Director de Estrategia de Inversión para América Latina de BlackRock composición geográfica ha variado de manera notoria. Países como Portugal e Israel pasaron a la categoría de desarrollados. Otros, como Argentina y Jordania, cayeron a una categoría más abajo o “mercados frontera”; otros, eliminados por ya no ser mercados invertibles, como Venezuela.
Lo más destacable ha sido el ascenso de economías asiáticas, en particular China. El mercado accionario chino entró al grupo de emergentes en 1996, con muchas limitaciones en un comienzo debido a la poca profundidad de mercado, aspectos regulatorios, entre otros factores. El desarrollo del país así como su apertura financiera han llevado a elevar la ponderación a 30% actual, que se incrementará hasta 40% en un futuro cercano. No debiera de extrañarnos que China le dispute a mercados desarrollados un lugar relevante en la cartera de inversionistas. Con todo, 9 países asiáticos ya concentran más del 70% de la categoría emergente, mientras que América Latina ha perdido importancia.
Ya en su tercera década, los mercados emergentes no pueden quedar fuera de la consideración de todo inversionista. Ya no se trata de países “interesantes” para invertir sino que son “indispensables”, que incluyen empresas de alcance global, no sólo en materias primas, sino también en industrias de mayor valor agregado como la tecnológica o servicios financieros.