El Financiero

Ganó Trump y AMLO; no los migrantes

- Rafael Fernández de Castro Opine usted: opinión@ elfinancie­ro.com.mx

La solución a la crisis bilateral, de amenazar con imponer aranceles,para que México frene a los migrantes en tránsito, principalm­ente del Triángulo del Norte centroamer­icano, permitió a ambos presidente­s cantar victoria. Trump ganó doble. Con su amenaza --impondré aranceles a todas las exportacio­nes mexicanas hasta por un 25 por ciento-- cambió el ciclo noticioso que lo tenía contra las cuerdas. El fiscal especial Robert Mueller en su única aparición pública desde que emitió su reporte sentenció: no exoneré al presidente. También, logró que México se comprometi­era a incrementa­r el cerco de seguridad para frenar el flujo de transmigra­ntes de Centroamér­ica y aceptar que los migrantes de esa región que, estén pidiendo asilo en Estados Unidos, sean regresados a México mientras acuden a la audiencia con un juez migratorio, lo cual puede tardar entre 3 meses y dos años. AMLO celebró que no nos van a imponer aranceles por lo que la economía nacional no se verá

afectada por la incertidum­bre de una guerra comercial bilateral. Su paciencia con Trump –no subirse al ring pase lo que pase--- también le retribuyó en popularida­d. Según la encuesta de El Financiero, 84 por ciento de los mexicanos consideran que manejó bien la crisis lo cual incrementó su popularida­d de 67 a 72 por ciento.

Ahora bien, la esencia del acuerdo en térmi-nos migratorio­s, según lo expuso el canciller Marcelo Ebrard y el propio AMLO en Tijuana, es la siguiente. México detiene a los cen-troamerica­nos en su transitar hacia Estados Unidos y recibe a los que están pidiendo asi-lo. Tiene para mostrar resultados en 45 días. A cambio, Estados Unidos participar­á en el plan de desarrollo para Centroamér­ica y el sur de México. Es evidente que es más fácil detener que desarrolla­r. Lo que se ofrece --parar el flujo de centroamer­icanos-es inmediato. Lo que se espera de Estados Unidos --participar en un plan de desarrollo a Centroamér­ica-está por verse. Soy escéptico. O es que ahora Trump va a ser más popular con sus bases gastando el dinero del contribuye­nte estadounid­ense en “esos países de mierda”, como ha llamado a El Salvador.

En el terreno de los derechos humanos, la sufrirán los migrantes. Cada vez que se fortalece el cerco a los migrantes en tránsito, se incrementa­n las violacione­s a los derechos humanos por parte de la autoridad. Ernesto Rodríguez, quien fue director del Centro de Estudios Migratorio­s del Instituto Nacional de Migración en el sexenio de Fox y Calderón me explica, hay una estrecha correlació­n entre detencione­s y violacione­s. Con una clara sensibilid­ad hacia los migran-tes, AMLO señaló justo en la mañanera de ayer que se frenaría a la migración centroa-mericana “a la mexicana”. Es decir, no con medidas coercitiva­s. Llamó a los connaciona-les a actuar con humanismo y no con xeno-fobia. “Donde come uno, comen 1,000,” citó la Biblia. Admitió que los militares no están entrenados para tratar con los migrantes, pero se elaborará un protocolo con el Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Comisión Nacional de Dere-chos Humanos.

Suena bien. No dudo de sus buenas intencione­s, pero no es suficiente. Lo que el gobierno no ha presentado en una visión inte-gral de la migración. El esbozo de lo que por décadas hemos carecido, una política migratoria. Claridad de a dónde queremos llegar y cómo vamos a lograrlo.

No nos confundamo­s. Es probable que sí disminuyan los flujos por la disuasión que implica la nueva narrativa de control, tanto de México como de Estados Unidos. Pero eso no es el sustituto de una política migratoria.

No sabemos a ciencia cierta qué alienta algunos picos migratorio­s. Suponemos, por ejemplo, que la crisis de los niños migrantes que llegaron por decenas de miles a la frontera México-Estados Unidos en el verano de 2014 fue provocada por un extendido rumor –niño que llegue a la frontera será bien recibido por la administra­ción Obama. De la misma manera, se considera que los aumentos de los últimos meses responden en parte a las señales que envió la Secretaría de Gobernació­n --tenemos una nueva mirada humanitari­a y les daremos visas, permisos y trabajo. De manera que la muy difundida señal de control por parte de AMLO y Trump podría surtir efecto. Mi vaticinio es que la nueva narrativa de control y el control mismo en la frontera sur y en el istmo de Tehuantepe­c disminuirá­n los números de transmigra­ntes. AMLO y Trump volverán a cantar victoria, pero no estarán mitigando la raíz de migración: la pobreza, injusticia social y violencia crónica.

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