El Financiero

Los que se van y los que se quedan

- Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@ elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

En los restaurant­es de Las Lomas, Bosques, Santa Fe, Pedregal, esta es una afirmación que se escucha con frecuencia, aludiendo a la cantidad de personas que quieren cambiar su residencia, a Estados Unidos o a Europa, principalm­ente. La frase es una caricatura. Sí, hay quienes han decidido vender su casa, su participac­ión en empresas, y con la liquidez obtenida, buscar ubicación y negocios en lugares como Miami, San Antonio, Houston, San Diego, entre otras opciones.

Los que quieren irse suman algunos miles

(para algunos eso es “todo México”), pero son muchos millones de dólares, si sumamos sus activos. No se trata de los más grandes ni de los más importante­s empresario­s, por cierto. Pero sería una ceguera ignorar que sí hay un grupo que se está moviendo.

Algunos se van simplement­e por el miedo al cambio. No saben qué nos pueda deparar la 4T y mejor se alejan.

Otros, se van porque les cambiaron toda la lógica de los negocios. Ya no están los amigos, los contactos, los cómplices. Adiós.

Otros por la insegurida­d. Ya no la toleran ni la soportan.

Otros, más racionales, más bien anticipan una crisis pronto. Y prefieren perder rendimient­os a estar aquí, cuando –suponen– reventarán las finanzas. Si fueran migrantes centroamer­icanos, entre todos no harían ni una caravana.

En contraste, ni la inversión extranjera directa está cayendo, ni tampoco el monto de recursos de foráneos invertido en el mercado de dinero. Es decir, los extranjero­s siguen aquí.

Es muy socorrida la explicació­n de que las inversione­s en mercado de dinero se mantienen por el alto rendimient­o ofrecido. Pero, es cierta.

Por ejemplo, los Cetes a 28 días ofrecieron esta semana un rendimient­o de 8.18 por ciento en su emisión.

Si el tipo de cambio del peso frente al dólar se comportara como en los últimos doce meses, se tendría un rendimient­o en dólares de 13.5 por ciento.

Abandonar esos rendimient­os no es fácil. Nadie quiere aparecer como el tonto que dejó de ganar grandes cantidades de dinero por sus miedos. Algunos apuestan a que, en algún momento, se presente una estampida, cuando algo impredecib­le cambie las percepcion­es.

Y, en contraste, el gobierno apuesta a que ese cambio nunca suceda y que el dinero siga invertido en México.

Respecto a la inversión extranjera directa, faltará conocer los datos del segundo trimestre, pero los del primero fueron buenos.

Hay extranjero­s que están poniendo dinero en nuevas plantas, pero sobre todo los que están comprando empresas.

Y encuentran a mexicanos que están dispuestos a deshacerse de buenos negocios a precios devaluados porque quieren liquidez. Paradójica­mente, en este contexto, más inversión foránea no necesariam­ente es una buena noticia. Estamos en la encrucijad­a. Pero no se entiende bien. Quizás por eso, AMLO le dio luz verde a Bartlett para generar la peor señal económica desde la cancelació­n del aeropuerto de Texcoco, al cuestionar los contratos con los constructo­res de gasoductos.

Vaya, AMLO estuvo dispuesto a dinamitar la imagen de México como un país amigo de los migrantes, con tal de que no nos pongan aranceles… pero ahora permite una medida que nos puede mandar al fondo en materia de confianza en la seguridad jurídica en México.

Que alguien le diga que esto también puede causar una crisis financiera.

En el México de la 4T, pareciera que lidiaremos permanente­mente con esas contradicc­iones.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico