El Financiero

LUIS CARLOS UGALDE

DEMOCRACIA EFICAZ

- Luis Carlos Ugalde @LCUgalde

El informe de ayer fue político, no oficial. Es importante recordarlo. La obligación constituci­onal de rendir un informe de gobierno con datos verificabl­es ocurrirá el 1 de septiembre. Lo de ayer fue un acto simbólico. El presidente López Obrador dijo que se han cumplido 78 de las 100 promesas que hizo en diciembre. Si ello fuera así, habrá cumplido el 100% de su plataforma en los próximos meses. Y así lo cree cuando dijo: “A más tardar en diciembre terminarem­os de arrancar de raíz al régimen corrupto, y quedarán este mismo año construida­s las bases para la transforma­ción política de México”.

Hay cuatro tipos de aseveracio­nes en el informe de ayer. Primero, los juicios normativos (“está en marcha la transforma­ción de la vida pública”). Segundo, una larga lista de acciones, principalm­ente en materia de austeridad: leyes aprobadas, reducción de salarios, desaparici­ón de unidades de gobierno. Tercero, aseveracio­nes de hechos sin informació­n para corroborar (por

ejemplo, que el huachicole­o se ha reducido en 94%, lo que implica ahorros de 50 mil millones de pesos). Y cuarto, lo que falta por hacer: crecer más, bajar la insegurida­d que “heredamos” y mejorar el sistema de salud. Estos son los únicos tres temas con un tono de autocrític­a de lo que no se ha logrado, aunque dichos en tono de acusación en contra del régimen corrupto neoliberal.

No hay mucho que decir respecto a las aseveracio­nes normativas. Son comunes a cualquier gobierno y son la base para evaluarlo globalment­e una vez que concluye. ¿Será recordada la administra­ción de López Obrador como una verdadera transforma­ción de la vida pública? ¿O será más de lo mismo ensalzado con una buena dosis de retórica? El tiempo lo dirá. Lo que sí hay es una reducción de los privilegio­s de la alta burocracia y un cambio radical en el estilo de gobernar y de comunicar. Que esto sea la antesala para erradicar la corrupción y la impunidad, está por verse.

Respecto a la lista de acciones, es notable la rapidez con que se han logrado varias reformas para crear la Guardia Nacional o modificar la reforma educativa o para desmontar oficinas burocrátic­as o para echar a andar programas sociales. La pregunta relevante es si dichas acciones tendrán un impacto benéfico para la población. Crear la Guardia Nacional es relevante en la medida que disminuya la insegurida­d. Quitar las pensiones a los expresiden­tes da satisfacci­ón emocional a miles, pero será relevante si contribuye a mejorar las condicione­s sociales de los más vulnerable­s.

El problema central para evaluar el informe de ayer es que muchos logros son imposibles de corroborar porque se carece de la informació­n oficial. López Obrador dio números y más números respecto al avance de los programas sociales, pero a la fecha no se conoce ni siquiera el llamado Censo del Bienestar para saber si los datos de ayer son veraces. También enunció que la caída de la producción petrolera se detuvo o que la compra consolidad­a de medicinas para el segundo semestre representa un ahorro de 2,700 millones de pesos, pero se carece de la informació­n verificada para tales hechos. Un problema repetitivo en el futuro será evaluar los logros del gobierno por la carencia de metas del gobierno. La semana pasada la Cámara de Diputados aprobó un Plan Nacional de Desarrollo que no lo es según la Ley de Planeación. El documento aprobado es un planteamie­nto retórico para desmontar al neoliberal­ismo, pero carece de objetivos nacionales, estrategia­s, impacto presupuest­ario y metas. Y sin metas no hay forma de medir los avances y los resultados de la gestión de gobierno. López Obrador concluyó su mensaje diciendo que se siente optimista. Y esa sensación es correspond­ida –según una encuesta reciente de GEA-ISA– por la mayoría de la población, que no sólo cree que su situación económica mejorará, sino además se sienten más felices y con mayor confianza. Y ese es el indicador de éxito que el Presidente debe valorar más: si el pueblo está feliz es porque vamos por buen camino.

Sólo que la popularida­d o la esperanza es sólo parte de la ecuación del éxito de un gobierno. Lo que al final de la noche la gente realmente valora es tener trabajo y vivir en un clima de seguridad. Y ambas variables –crecimient­o y seguridad– son las mayores flaquezas del gobierno que apenas empieza. Flaquezas ciertament­e heredadas, pero que ahora ya son propias.

El problema para evaluar el informe es que muchos logros son imposibles de corroborar...

Lo que al final la gente realmente valora es tener trabajo y vivir en un clima de seguridad

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