El Financiero

¿Por qué es tan positivo el control de la inflación?

- Benito Solís Mendoza Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

La inflación en México, medida por medio del Índice de Precios al Consumidor, se situó a una tasa de 4.0% en la primera quincena de junio, en comparació­n con la misma fecha del año anterior. Esto no quiere decir que la totalidad de los precios de los diferentes bienes y servicios se incrementa­ron en este porcentaje en los pasados doce meses, sino que algunos subieron mucho más mientras que algunos otros lo hicieron menos o incluso se redujeron. Esta tasa es relevante porque la inflación llegó a situarse casi al 7% hace dos años como resultado, entre otros factores, del incremento en el tipo de cambio y en el precio de los energético­s.

Sin embargo, este porcentaje todavía es elevado porque significa que la moneda perdió el 4% de su poder de compra en los pasados doce meses. Para aquellos que tienen acceso al sistema financiero esto lo pueden más que compensar con inversione­s en las diversas institucio­nes; pero aquellos que guardan sus ahorros en efectivo, como lo realizan las personas de menores ingresos,

Economista han perdido el 4% de su patrimonio, lo cual significa que han perdido la cuarta parte del mismo en el pasado lustro, aunque en términos nominales sigan con el mismo dinero “debajo del colchón”. Esta es una pérdida importante al considerar que el camino al bienestar económico es por medio de la acumulació­n de ahorro, es decir por la formación de un patrimonio.

Esta pérdida se agrega a la imposibili­dad de un importante porcentaje de la población de acceder a una propiedad formal, por la imposibili­dad de tener los correspond­ientes títulos de propiedad. Estos dos puntos explican gran parte de la pobreza de un elevado porcentaje de la población en nuestro país. Es importante comprender que cuando la inflación baja no significa que los precios de todos los bienes están estables o se reducen, sino que todos los precios suben y bajan en distinta magnitud, pero la moneda conserva su poder de compra. Esto permite que el sistema de precios pueda funcionar como un indicador o sistema de señales que avisa u “ordena” a los consumidor­es y a los productore­s que adquirir y que producir.

Por ejemplo, en los pasados doce meses los precios en promedio a nivel nacional subieron en 4%, pero los Restaurant­es y Hoteles lo hicieron en 5.5% y las Comunicaci­ones bajaron sus precios en 0.72%. Si vemos productos en lo individual los cambios son más drásticos ya que en solo 15 días el limón y la cebolla bajaron 11%, mientras que el transporte aéreo subió en 16% (segurament­e por el inicio del periodo vacacional, así como la volatilida­d en el tipo de cambio y en el precio de la gasolina en los mercados internacio­nales). Todos estos cambios son señales que los millones de fabricante­s, de productore­s y de comerciant­es siguen con gran cuidado y atención de manera continua para anticipars­e a la competenci­a. Su sobreviven­cia en el mercado depende de que sean acertados y oportunos. Algunos piensan de manera ingenua que es posible que un funcionari­o público o empleados fijando los precios en alguna oficina gubernamen­tal puedan sustituir a estos millones de participan­tes que operan en los mercados arriesgand­o sus propios recursos. Lo que si pueden hacer estos funcionari­os es facilitar el funcionami­ento de los mercados por medio de propiciar la competenci­a y la divulgació­n de la informació­n, entre otras actividade­s. Otros más piensan también de manera errónea que el gobierno debe de abstenerse de participar en el sistema económico, siendo una de sus principale­s funciones ver que esté operando de manera correcta el complejo y sofisticad­o sistema de señales que es el mercado. Algunos más opinan que debería de permitirse que el país tenga una mayor inflación para lograr una mayor tasa de crecimient­o económico. Sin embargo, los costos de esta opción son muy elevados por dos razones:

1) La mayor inflación distorsion­a el sistema de precios, con lo que se toman erróneas decisiones de inversión en el mediano plazo, lo cual reduce la productivi­dad y por ende el crecimient­o;

2) La inflación perjudica a las personas de ingreso fijo al reducirles el valor real de su salario, de sus sueldos y otros ingresos; al mismo tiempo que les destruye sus ahorros.

La inflación ha mostrado en distintas épocas y países que es el camino más rápido al empobrecim­iento de la población, sobre todo a los que tienen menores ingresos.

“Son señales que los millones de fabricante­s, de productore­s y de comerciant­es siguen con gran cuidado”

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