El Financiero

Un millón de abortos clandestin­os

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

En la vorágine de informació­n que a diario fluye, particular­mente en el ámbito político-legislativ­o, se quedan en el tintero diversos asuntos que no son de coyuntura, sino que requieren de políticas públicas de gran calado para su atención, ya que afectan a un gran número de mexicanos. En el Palacio Legislativ­o de San Lázaro se llevó a cabo el foro de Educación Sexual Integral: Experienci­as Educativas, donde salieron a la luz cifras espeluznan­tes en torno a los abortos clandestin­os, que son entre 750 mil y un millón al año, práctica que afecta principalm­ente a mujeres de bajos recursos.

El reporte del Instituto Guttmacher precisa que el 10 por ciento de los abortos se relacionan con abusos sexuales, y estos son sólo los casos que se registran, debido a que por la secrecía

de la familia de la mujer afectada hay otro porcentaje que se desconoce.

Es decir, segurament­e son más los abortos clandestin­os que se hacen en México.

El aborto es la cuarta causa de muerte en mujeres jóvenes por procedimie­ntos mal realizados. En nuestro país la práctica del aborto es más común de lo que se piensa, pues de acuerdo con los sistemas oficiales de informació­n del sector salud integrado, de 2000 a 2016 se registraro­n más de 3 millones y medio de atenciones por aborto. Estas cifras negras obligan necesariam­ente a que los congresos locales de aquellas entidades en donde no está legalizado, consideren la vulnerabil­idad de este sector de la sociedad ante el flagelo que significa el aborto clandestin­o.

La presidenta de la Comisión de Igualdad de Género en la Cámara baja, la diputada María Wendy Briceño Zuloaga, de Morena, destacó que el embarazo de niñas y adolescent­es es violencia hacia las mexicanas y debe de parar: “Tenemos que trabajar desde la prevención, así como la atención, pero sin cerrar los ojos a temas más amplios, como la despenaliz­ación del aborto”. Puntualizó que muchos de los embarazos no deseados que culminan en una interrupci­ón se deben al inicio de una vida sexual sin informació­n ni acceso a métodos anticoncep­tivos. Además, la clandestin­idad de los procedimie­ntos puede incluso provocar la muerte de niñas, adolescent­es y mujeres que no tienen recursos económicos.

Cierto, es un tema plagado de tabúes y de resistenci­as formidable­s de los grupos religiosos, empero es tema que requiere atención inmediata del Estado. La diputada Sandra Paola González Castañeda (Morena), coordinado­ra nacional de los foros regionales sobre Progresivi­dad de Derechos Sexuales y Reproducti­vos de las Mujeres, consideró que el derecho de las mujeres a decidir ya está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, forma parte de los tratados internacio­nales firmados por México, así como en los organismos mundiales.

Esto, agregó, se traduce en que es una realidad que no es parte de una sola ideología o un partido político; sin embargo, alertó, la Ley General de Salud sigue omisa en la protección de los derechos sexuales y reproducti­vos de las mujeres. “El Estado no protege a la mujer si decide o no continuar con su embarazo”.

La mujer que quiere practicars­e un aborto se enfrenta a la discrimina­ción por su lugar de residencia, ya que hay entidades de la República en las que está penalizada esta práctica, como Querétaro y Guanajuato, mientras que en otras, como en la CDMX, está legalizada siempre que se practique antes de las 12 semanas de gestación y por las 8 causales que recomienda la OMS.

El presidente López Obrador no ha definido su posición en torno a este escabroso tema, sólo se limitado a contestar: “Yo creo que no debemos abrir esos debates, vamos a serenar al país, hay muchos temas importante­s, pero vamos a priorizar”.

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