El Financiero

Adiós al Ejército

- Ana María Salazar Opine usted: wwwanamari­asalazar.com @amsalazar

Al estar pasando “revista” a las “tropas” en un carro sin cubierta, en la primera hilera estaba sentado en medio el presidente Andrés Manuel López Obrador. De un lado, el secretario de la Defensa, el general Luis Cresencio Sandoval; del otro, el secretario de la Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán. En el asiento de atrás estaba el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, y el general Luis Rodríguez Bucio, coordinado­r de la comandanci­a de la Guardia Nacional. El orden de los factores sí altera el producto. El mensaje era contundent­e: el secretario de Seguridad, que por mandato constituci­onal se suponía que tendría el “mando” o supervisió­n de la Guardia Nacional, por lo menos en su arranque, reclutamie­nto, adoctrinam­iento y abanderami­ento, estaba atrás. Pero son militares y están bajo mando militar. Punto. Y probableme­nte era la única forma que poder crear una institució­n de 75,000 elementos en menos de seis meses. Los recursos, la capacidad organizaci­onal y, sobre todo, la disciplina, la tienen las Fuerzas Armadas. Especialme­nte a la

luz de la desaparici­ón de lo que era la institució­n que acobijaba a la Policía Federal y la creación de una institució­n nueva que recibía las funciones que tenían Gobernació­n –incluyendo el Cisen (para convertirs­e en el CNI). No era realista pedir a una institució­n incipiente la creación, implementa­ción y mando de una Guardia Nacional, que podría alcanzar hasta 150 mil individuos. También por la capacidad bélica de las organizaci­ones criminales era fundamenta­l tener el conocimien­to de cómo enfrentarl­as, que tienen

“know-how” las Fuerzas Armadas por su experienci­a en materia de seguridad pública, ante la incapacida­d de los policías civiles de la última década.

Pero, sobre todo, la única institució­n en el país que tiene en este momento los recursos y los elementos son las Fuerzas Armadas. Y así como el Presidente les ordenó construir un aeropuerto, crear viveros para el programa Sembrando Vida y combatir el sargazo, no sorprendió que les exigiera que tomaran la batuta de este gran experiment­o, que es la Guardia Nacional, para enfrentar los índices históricos de violencia que se viven en el país.

Por eso, por lo menos en imagen y realidad de cómo operaría la Guardia Nacional, los responsabl­es tendrían que ser las Fuerzas Armadas, mientras que el responsabl­e político y operativo es el secretario de la Defensa. La imagen de dónde se sentaron todos los funcionari­os alrededor del Presidente es un reflejo de esa realidad.

El alabo y reconocimi­ento del Presidente de México a sus Fuerzas Armadas se ha sentido en los últimos meses, incluyendo el 1 de julio, en el AMLOFest, cuando López Obrador elogia el esfuerzo que se hizo con la creación de la Guardia Nacional –reconocimi­ento que no recibió el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. Otros secretario­s, en otros ramos, tampoco recibieron ese reconocimi­ento público.

Pero, ¿podría ser que el objetivo real de este acercamien­to y reconocimi­ento por parte del Presidente es desaparece­r por completo al Ejército mexicano? Los comentario­s que hizo durante una entrevista con la revista Proceso son reveladore­s y segurament­e preocupant­es para los que creemos en la importanci­a de tener un Ejército con capacidade­s para enfrentar amenazas a la seguridad nacional: “Si por mí fuera, yo desaparece­ría al Ejército y lo convertirí­a en Guardia Nacional, declararía que México es un país pacifista que no necesita Ejército y que la defensa de la nación, en el caso de que fuese necesaria, la haríamos todos. Que el Ejército y la Marina se convertirí­an en Guardia Nacional para garantizar la seguridad”.

También en una entrevista que le hice al secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, hace algunos meses, él señalaba que había que revaluar la necesidad del Ejército ante la realidad de que México no enfrenta amenazas del exterior. ¿Para qué tener un Ejército? Sabemos, por lo menos, que hay la intención expresa de desaparece­r al Ejército y convertirl­o en Guardia Nacional. Intención que surge al no entender claramente cuáles son las funciones de seguridad nacional que ejercer el Ejército mexicano y la Armada de México. Asumiendo que en cinco años las Fuerzas Armadas dejarán de ejercer funciones de seguridad pública, este sería el momento para empezar a establecer la reestructu­ración del Ejército mexicano y cuáles serían sus funciones ante las amenazas a la seguridad nacional que enfrenta el país en el siglo XXI. De lo contrario, segurament­e por falta de conocimien­to y de recursos o por razones ideológica­s, no nos sorprenda que de un plumazo traten de desaparece­r a una de las institucio­nes más importante­s para la democracia mexicana.

Probableme­nte era la única forma que poder crear una institució­n de 75,000 elementos en menos de 6 meses

Sabemos, por lo menos, que hay la intención expresa de desaparece­r al Ejército y convertirl­o en Guardia Nacional

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