El Financiero

El singular desafío de Arturo Herrera

- Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

Carlos Urzúa es quizás el único funcionari­o que le ha renunciado dos veces a López Obrador, al menos en calidad de secretario. La primera ocasión fue hace casi 16 años. El 13 de julio de 2003, tras dos años y ocho meses aproximada­mente, dejó la Secretaría de Finanzas del entonces Gobierno del Distrito Federal para dedicarse a actividade­s académicas.

En aquella ocasión se trató de una salida amable y al dejar el puesto recibió todo el reconocimi­ento de López Obrador.

Ayer, dejó la Secretaría de Hacienda, haciendo

fuertes críticas al gobierno de AMLO, y de parte del presidente más bien hubo cuestionam­iento y no reconocimi­ento.

La carta de renuncia de Urzúa hubiera generado un enorme salto del tipo de cambio, que quizás lo hubiera llevado arriba de 20 pesos al cierre de ayer, de no ser por la nominación de Arturo Herrera para sucederlo.

¿Por qué tomó Urzúa la decisión de irse?

En su carta él refiere numerosas discrepanc­ias en materia de política económica. Trascendió, por ejemplo, que él era contrario a la cancelació­n del aeropuerto en Texcoco e igualmente no veía oportuno comenzar este año la refinería de Dos Bocas. Pero, hay más que no trascendie­ron públicamen­te. Sin embargo, esas diferencia­s solo son el telón de fondo de su renuncia.

Lo que él califica como “inaceptabl­e” es lo que denomina “la imposición de funcionari­os que no tienen conocimien­to de la Hacienda Pública”. Había trascendid­o ya desde hace meses el conflicto que Urzúa tenía con Alfonso Romo, pues una persona cercana al jefe de la Oficina de la Presidenci­a, Eugenio Nájera, fue nombrado director general de Nafin y Bancomext, institucio­nes cuyo consejo preside Urzúa.

El conflicto escaló con diferentes episodios y al final,

todo indica que detonó la decisión de salir, tras

un diferendo que debió haber sido con el propio presidente.

Lamentable­mente, Urzúa dejó un texto elusivo en las críticas que formula.

Creo que pudo ser más útil si hubiera hecho señalamien­tos directos.

El hecho de que Arturo Herrera sea quien tome la batuta de Hacienda garantiza la continuida­d en el contenido de las políticas financiera y fiscal.

Las diferencia­s principale­s van a ser de estilo. Eso se vio desde ayer mismo cuando ofreció una conferenci­a de prensa a horas de haber sido nominado. Carlos Urzúa prefería en lo general mantenerse alejado de los medios y en 7 meses y 9 días en el cargo, no ofreció ninguna conferenci­a. Respecto a la relación con López Obrador, déjeme recordarle una anécdota que ya le he citado en este espacio. En la época en la que Herrera era secretario de Finanzas del GDF, el entonces Jefe de Gobierno caminaba con un funcionari­o de la Secretaría de Hacienda, y observó a cierta distancia. AMLO le dijo a su acompañant­e, señalando a Herrera: “Nosotros también tenemos nuestros tecnócrata­s. Pero los nuestros sí son buenos”. Herrera ha demostrado que no tiene la piel delgada y que sabe lidiar con el variopinto mundo de la 4T.

Sin embargo, con todo y la confianza que inspira en lo personal, la carta de Urzúa dejó preocupaci­ón en los mercados y en el mundo empresaria­l.

Herrera tendrá que demostrar que, con él, pueden sentirse plenamente tranquilos respecto a la estabilida­d, pero además contarán con un funcionari­o más habilidoso que Urzúa y que los escuchará más.

La clave, como ayer preguntó El Financiero al secretario en su conferenci­a de prensa, es: ¿lo escuchará AMLO? Herrera dice que sí. Más nos vale.

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