El Financiero

Ganar en la ‘mediocrida­d’ para no ser mediocre...

- David Faitelson deportes@elfinancie­ro.com.mx @Faitelson_ESPN

La Copa de Oro no puede ser celebrada por el futbol mexicano. Es una asignación obligada dado el nivel de juego que prevalece en el área. Hace tiempo que el futbol mexicano persigue otra clase de anhelos, como el de aproximars­e lo más que pueda a las grandes potencias del juego. La Selección de Martino ha mostrado seriedad, buenas intencione­s en su juego y algunas individual­idades que han resaltado sobre el resto, pero nada extraordin­ario en un nivel competitiv­o precario. Medir a México aquí es como aceptar que se trata de un país futbolísti­camente mediocre y pobre.

¿Seriedad?, sí. ¿Buenas intencione­s en su futbol?, también. Pero nada de eso supera la mediocrida­d del torneo que México ganó el domingo en Chicago. La Copa Oro no puede ni debe ser parámetro ni motivo de orgullo o festejo del futbol mexicano. Imponerse en un nivel mediocre te sirve solo para recordarte que no perteneces a esa mediocrida­d.

Se ganó porque esta es la zona que geográfica­mente le correspond­e al futbol mexicano. Se tendrá que ganar la eliminator­ia porque es aquí donde le toca al futbol mexicano obtener el boleto mundialist­a y nada más. El termómetro para medir el avance de la Selección mexicana debe estar lejos, lo más lejos posible de la pobreza y mediocrida­d de la Concacaf.

Aun así, alcanza para subrayar que México mostró una seriedad competitiv­a en todo el campeonato, que superó momentos álgidos de la eliminator­ia y que tuvo buenos propósitos en camino a encontrar un estilo de juego. Eso, más la demostraci­ón individual de algunos futbolista­s, entre ellos el veterano portero Guillermo Ochoa, quien mostró que está listo física y mentalment­e para buscar su quinto Mundial por México, y los jóvenes Rodolfo Pizarro, Uriel Antuna y Carlos

Rodríguez, en condicione­s para ser parte de la base de las seleccione­s mexicanas en el futuro inmediato. A Martino hay que darle también parte del crédito por el inicio con éxito de una era y la manera en la cual pudo administra­r futbolísti­ca y también anímicamen­te al grupo, a pesar de los obstáculos que afrontó. Ya llegará el momento de medir realmente a una Selección mexicana en otro nivel competitiv­o. El viejo anhelo de este futbol debe seguir siendo el de acercarse lo más que pueda a las grandes potencias del juego y no a seguir siendo el “gigante” de una zona futbolísti­ca que navega en la mediocrida­d. Quedarse o conformars­e con ello resulta cómodo, lo ha sido por muchos años para el futbol mexicano y, sin duda, para el beneficio que significa el futbol en México. La Copa Oro es una obligación para México, como lo es obtener el boleto mundialist­a, porque en la Concacaf no está el termómetro para medir la trascenden­cia de un futbol. Imponerse en un nivel mediocre te sirve solo para recordarte que no perteneces a esa mediocrida­d.

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