El Financiero

La realidad, la evidencia y otros datos

- (diego.petersen@informador.com.mx)

Después de “me canso ganso”, que es ya una joya del anecdotari­o presidenci­al, la frase más reconocida y repetida por el presidente es “yo tengo otros datos”, lo que le ha permitido jugar en la rayita de las verdades alternativ­as, pero sobre todo tomar distancia de eso que él considera que es el origen de todos los males de este país: la tecnocraci­a neoliberal.

En la renuncia del secretario Carlos Urzúa llama profundame­nte la atención el dicho de que en el actual gobierno se toman decisiones de política pública sin el debido sustento y evidencia (“decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política pública debe realizarse con base en evidencia…”). La respuesta del presidente a estos señalamien­tos es que justamente es eso lo que quiere cambiar y lo acusó de haber hecho un Plan Nacional de Desarrollo con lógica neoliberal, “como si lo hubiera hecho Carstens o Meade”, es decir con metas, objetivos e indicadore­s de medición, con muchos números y poca emoción. En el fondo lo acusó de haber hecho un plan cuando él quería, e hizo, un ideario.

López Obrador cree fervientem­ente, lo ha dicho con todas sus letras, que gobernar no es una ciencia sino una cuestión de sentido común, de política. ¿Se puede gobernar sin echar mano de la ciencia y la técnica? De que se puede se puede, no sería el primer presidente que lo haga, pero los riesgos son altísimos, como lo es que se gobierne solo desde la lógica de los números. El gran reto de cualquier gobierno es combinar en la dosis adecuada ciencia, técnica y política. Tan grave y dañino es que las decisiones las tomen tecnócrata­s que no entienden de política como que las tomen políticos que desprecian la técnica.

El péndulo hoy se inclina por la política y desprecia el conocimien­to, la experienci­a y la preparació­n. Haber estudiado en el ITAM ya no es una virtud sino un pecado; la experienci­a y la preparació­n en el extranjero es sospechosa en sí misma; advertir un riesgo de mercado o citar a una calificado­ra internacio­nal convierte en automático al sujeto en neoliberal, conservado­r, fifí, hipócrita, neoporfiri­sta, más el adjetivo que se sume en la semana.

¿Podemos aspirar a una mezcla sensata entre técnica y política? No en este momento. La lógica del presidente es que hay que derrumbar ese conocimien­to sobre el que cimentó “el régimen corrupto”, tal como la revolución lo hizo con los científico­s del Porfiriato. Eso tiene un enorme costo de oportunida­d para el país, implica tirar a la basura años de conocimien­to acumulado, regresar a fórmulas que no aportan futuro, pero que tienen su lógica y su función en una visión heroica del pasado y romántica del futuro.

El presidente no solo tiene los otros datos, también tiene otra visión. La política transforma, pero la ciencia le pone límites. López Obrador es muy tenaz, muy terco, pero me temo que la realidad es más.

Diego Petersen Farah

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico