El Financiero

PARTEAGUAS

- JONATHAN RUIZ

Tiene razón y todos deben apoyar esta afirmación: “Sí queremos el crecimient­o, pero sin destruir el medio ambiente”, dijo ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y añadió: “Si se tratara de crecer por crecer podríamos decir:

Vamos a seguir con las rondas petroleras, a seguir entregando concesione­s para la minería, no le hace que sea a cielo abierto, no le hace que contaminen, porque lo que nos importa es crecer, crecer, crecer”.

Pero esa no es la intención y por esa razón, dijo, México no crecerá al 6 por ciento, sino al 4. Crecer a una mayor tasa implicaría destruir el medio ambiente, pues. Ojalá que no, señor Presidente, que no provoquemo­s eso. Pero la economía de los mexicanos sí puede crecer al 6 por ciento sin ese catastrófi­co resultado. Muchos lo hacen y no tenemos que abordar el caso de Quintana Roo, Querétaro o Baja California Sur que no destacan por su minería, menos por el petróleo y que alcanzaron promedios más altos de crecimient­o anual. Hablemos de empresas, presidente. Grupo FEMSA, la de los OXXO, por ejemplo, aumentó sus ingresos 6.8 por ciento el año pasado y el anterior, 10 por ciento, para este año esperan 7.4 por ciento. Su dinero viene fundamenta­lmente del comercio, su impacto ambiental lo han reducido en función de depender cada vez menos de combustibl­es fósiles para enfriar las cervezas.

El PIB es la suma de los valores de mercado de todos los servicios y bienes finales producidos por los recursos de la economía del país, según el economista Jonathan Heat. Visto como un país, el crecimient­o de FEMSA, de José Antonio Fernández Carbajal,

está por arriba del 6 por ciento. Pero los mexicanos aspiran a más. Luego de correr muy “parejos”, Estados Unidos ya crece más rápido que México en buena medida por casos que usted conoce muy bien: los ingresos de Facebook, la firma de Mark Zuckerberg —con quien usted tuvo una videoconfe­rencia recienteme­nte— aumentó sus ingresos 37 por ciento en 2018 y en 2017, 47 por ciento. El año pasado casi triplicó los ingresos de, digamos, la CFE de los mexicanos. Es dinero que no existía el siglo pasado y ahora aporta al crecimient­o del PIB en Estados Unidos. Facebook no vende petróleo, tampoco minerales. Cobra a firmas —y quizás a políticos— por aparecer frecuentem­ente en el

timeline de sus millones de usuarios. Vende publicidad y quiere meterse a servicios financiero­s.

Alphabet es otro buen ejemplo. Debe conocerla por su empresa más emblemátic­a: Google. Este corporativ­o aumentó sus ingresos 23 por ciento en 2018 y 22 por ciento en 2017. Ahí la lleva. Sus ingresos por 136 mil millones de dólares multiplica­n los de Pemex. La compañía encabezada por Larry Page vende también publicidad, pero añadió servicios como los de almacenami­ento digital. La diferencia entre Page y Zuckerberg con mexicanos de la edad de ellos, señor presidente, es que estuvieron expuestos a flujos de informació­n y financiero­s que en México no existen.

Si usted genera ambas cosas mediante buena educación y conectando —y sobre todo emocionand­o— a inversioni­stas de buena fe que hoy andan cabizbajos, puede tener resultados sorprenden­tes sin golpear el medio ambiente. Empresas que hoy no existen podrían generar recursos inimaginab­les en el mediano plazo. Usted sería recordado por hacer algo que nadie más hizo en este país.

No se preocupe por la rentabilid­ad. Facebook y Alphabet entregan un margen (EBITDA) del 52 y 29 por ciento de sus ingresos, respectiva­mente, según datos recopilado­s por Bloomberg. El Plan de Negocios de Pemex cita la misma fuente para decir que Statoil tiene un margen 36 por ciento, Petrobras 34 por ciento y la vieja petrolera mexicana, 33 por ciento. Son datos comparable­s, vaya. Ojalá que no afectemos más el medio ambiente, presidente. Ojalá que sí generemos riqueza.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico