Hace 40 años en Nicaragua
Hoy se cumplen 40 años de la entrada a Managua de las columnas y los dirigentes del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Al cabo de una guerra sangrienta, de una negociación internacional compleja, y de un levantamiento popular importante, el dictador Anastasio Somoza se vio obligado a huir del país, a la larga refugiándose en Paraguay, donde sería ejecutado por exguerrilleros argentinos poco más de año después.
No queda mucho de esa revolución; no hay mucho que festejar. Estados Unidos le hizo la vida imposible al gobierno sandinista a partir de 1981, obligándolo primero a librar una nueva guerra contra la “contra”, luego a celebrar elecciones, y finalmente a perderlas en 1990. Pero los sandinistas y sus amigos cubanos cometieron todos los errores imaginables en aquellos años, potenciando la agresión de Ronald Reagan, y el descontento popular, sobre todo en el campo. Entre 1990 y 2005, Nicaragua intentó reparar los daños causados por casi quince años de guerra; no pudo. Al grado que en 2007 fue electo presidente Daniel Ortega, quien había ocupado el cargo primero como producto de la revolución, y luego gracias a
elecciones ilegítimas celebradas en 1984. Desde entonces gobierna Ortega, ya en un esquema dinástico, acompañado por su esposa, Rosario Murillo, actualmente vicepresidente y futura candidata a suceder a su marido.
¿Qué podemos concluir de estos cuarenta años transcurridos? ¿Es válida la consigna de