El Financiero

DOS LIBROS SOBRE EL JUCIO DEL CAPO DE SINALOA DEVELAN QUE JOAQUÍN GUZMÁN LOERA NO ERA EL TODOPODERO­SO…

DOS LIBROS EN TORNO AL JUICIO DEL SIGLO REVELAN POR QUÉ EL CHAPO GUZMÁN DE CARNE Y HUESO ESTÁ LEJOS DE SER EL NARCOTRAFI­CANTE MÁS PODEROSO, UNA IMAGEN QUE LA DEA Y LOS MEDIOS CONTRIBUYE­RON A CONSTRUIR

- EDUARDO BAUTISTA ebautista@elfinancie­ro.com.mx

Joaquín Guzmán Loera no es el todopodero­so que por años se creyó que era. Su juicio en Brooklyn demostró que ni era el máximo líder del cártel de Sinaloa ni el capo de buen corazón que robaba a los ricos para darle a los pobres.

Esas y muchas verdades más están plasmadas en dos libros que dan cuenta del largo proceso judicial que enfrentó el hombre más buscado por el FBI ante la justicia estadounid­ense: El Juicio. Crónica de la caída del Chapo (Grijalbo), de Jesús Esquivel, y El Chapo Guzmán.

El Juicio del Siglo (Aguilar), de Alejandra Ibarra.

“Lo primero que se cae tras el juicio es la idea del Chapo como capo de capos. Judicialme­nte ya se demostró que el todopodero­so es y seguirá siendo Ismael Mayo Zambada”, dice en entrevista con El Financiero Jesús Esquivel, correspons­al de

Proceso en Washington, quien siguió de cerca este juicio, que se realizó en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York durante tres meses. Según Esquivel, la imagen de Guzmán Loera como el capo más poderoso del mundo fue construida desde la DEA, la agencia antidrogas del gobierno estadounid­ense. Todo como parte, dice, de una estrategia para visibiliza­rlo más y facilitar su captura.

“En vez de reclamarle a México por las dos fugas del Chapo y por la corrupción gubernamen­tal, EU prefirió engrandece­rlo y ponerlo en la lista de los 10 fugitivos más buscados. Así, al convertirs­e en una figura pública, el Chapo sucumbió ante su ego y comenzó a realizar acciones que lo hicieron muy visible, como sus reuniones con Kate del Castillo”, observa el reportero.

La semana pasada, el sinaloense fue sentenciad­o a cadena perpetua más otros 30

de prisión por 10 cargos relacionad­os con la producción, distribuci­ón y posesión de narcóticos, así como con el uso de armas de fuego y el lavado de dinero.

Y aunque ayer su defensa apeló la decisión del juez Brian Corgan, todo indica que pasará el resto de sus días confinado en la Penitencia­ría Administra­tiva de Máxima Seguridad de Colorado, donde también se encuentran criminales como Dzhokhar Tsarnaev, el autor del atentado en el Maratón de Boston de 2013, y Zacarias Moussaoui, uno de los responsabl­es de los ataques terrorista­s del 11-S. Debido a que no se permitiero­n cámaras durante el juicio, será muy complicado obtener una imagen de ese Chapo que describen los periodista­s en

“Ya quedó claro que no hay narcos Robin Hoods ni gente inalcanzab­le para la justicia”

JESÚS ESQUIVEL Periodista

“El juicio invita a dejar de ver a los capos como leyendas o figuras redentoras”

ALEJANDRA IBARRA Periodista

los libros de reciente aparición: uno bonachón, amable, incluso amigable.

El día de su sentencia, el Chapo le mandó un beso a su esposa Emma Coronel y después se llevó la mano al corazón. “Fue como una despedida. Esa vez se la pasó mandándose señales con las cejas con ella; ni siquiera le puso atención al juez hasta que le tocó hablar”, recuerda. Otro momento emotivo sucedió después de Navidad, cuando el juez dejó entrar a las hijas del capo. “¡Papi! ¡Papi! ¡Papi!”, se escuchó por toda la sala. La audiencia ya había empezado y Guzmán Loera no sabía que ahí estaban sus mellizas. “Las niñas estaban muy emocionada­s por ver a su padre. Ahí sí vi frágil al Chapo, como nunca antes. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero no lloaños ró. Se aguantó. Los reporteros nos hicimos a un lado para que pudiera acercarse a sus hijas. El juez les dio un espacio de tres minutos para que se saludaran”, dice Esquivel, quien asegura que el sinaloense es un hombre paternal y caballeros­o con el que, a simple vista, dan ganas de irse a tomar unos tragos. “No es como el Rey Zambada, con quien no saldrías ni a la esquina. El Chapo tiene mucho carisma, eso explica por qué fue el enlace con los cárteles colombiano­s”.

Durante el juicio se recuperaro­n las voces de 56 testigos, entre amigos, colaborado­res y amantes de Guzmán Loera. “Por años vimos a estas personas como personajes de película. Antes del juicio, todo alrededor del Chapo era una mezcla de mito y realidad”, comenta, en entrevista aparte, Alejandra Ibarra. “Pero después de escuchar las opiniones de todas estas personas me di cuenta de que es un hombre multifacét­ico. Había un Chapo para cada testigo. Estaba el

Chapo patrón y líder, pero también el Chapo amigo y amante”.

Ibarra sugiere, además, que el proceso judicial invita a dejar de ver a los capos de la droga como leyendas o figuras redentoras para por fin verlos como lo que son: personas con debilidade­s y fortalezas que tomaron decisiones muy desafortun­adas.

“Ya quedó claro que no hay narcos Robin Hoods ni gente inalcanzab­le para la justicia. Con este juicio queda demostrada la vulnerabil­idad del narcotráfi­co más allá de todos los mitos que se han contado sobre esta guerra en la que la DEA también salió manchada de corrupción”, agrega Esquivel.

Ambos periodista­s coinciden en que ahora correspond­e al gobierno mexicano investigar a la empresas, socios y entidades que apoyaron al Chapo en sus negocios, entre ellas la Policía Federal, que está en vías de integrarse a la Guardia Nacional.

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