Ataque en Plaza Artz se guio en tiempo real por teléfono celular
La ejecución de Benjamín Yeshurun Sutchi y Alon Azulay, ciudadanos israelís asesinados el pasado miércoles en Plaza Artz, se dirigió en tiempo real mediante una llamada de telefonía móvil. Autoridades capitalinas indicaron que Esperanza N, la única detenida como autora material del doble homicidio, tenía un teléfono móvil básico sin aplicaciones de smartphone, en el que recibió una llamada minutos antes del ataque. A partir de ese momento, la mujer de 33 años, quien se reconoce como sicaria y dijo haber cobrado 25 mil pesos por el ataque, mediante el “manos libres” escuchó paso a paso lo que tenía que hacer.
Las autoridades dijeron que a la mujer se le ordenó el momento exacto de actuar, cómo cometer el crimen y por dónde huir. La llamada la habría hecho alguien que estuvo dentro del restaurante Hunan, donde sucedió la agresión. Esperanza N fue detenida por la policía capitalina. Según las autoridades, en principio se deslindó del hecho y luego dio la versión de que participó en los hechos por un tema “pasional”. Informaron que conforme pasaron las horas la mujer cayó en contradicciones dando una nueva versión de los hechos en los que se habría ubicado como autora material.
Dijeron que de las investigaciones se reveló que la mujer fue contratada para cometer la doble ejecución y podría pertenecer a la estructura del Cártel del Tláhuac que dirigió el abatido Felipe de Jesús Pérez, El Ojos.
La mujer tiene su domicilio registrado en la colonia Selene, alcaldía Tláhuac, y laboró como mesera en el ahora clausurado bar KM Snacks & Beer, ubicado sobre Avenida Tláhuac, a unos pasos de la estación Nopalera de la línea 12 del Metro. La mujer fue vinculada a proceso el sábado pasado por el delito de homicidio calificado.
En la audiencia, el Ministerio Público insistió en que este doble crimen fue planeado y ejecutado mediante una “acción concertada” para asesinar a Benjamín Yeshurun Sutchi y Alon Azulay, y que detrás de esto podría haber “arreglos” con la mafia de Israel. Durante la audiencia, la defensa de la mujer alegó que las imputaciones hechas a Esperanza N son falsas. Aseguró que ella nunca se autoinculpó y agregó que la investigación se basa en el testimonio de una hostess y un mesero del bar donde trabajó, las cuales son “parciales, ambiguas, imprecisas y mentirosas”.