El Financiero

El capitán longaniza

- Zavalaji@yahoo.com @juanizaval­a

Se sabía, era previsible: el Presidente hablaría de la longaniza en su conferenci­a de prensa mañanera, ese espacio oficial para la acusación, el patíbulo, la gracejada y el despropósi­to gubernamen­tal. Era una oportunida­d magnífica para hablar de boberías y mezclarlas con su revanchism­o político, que él no iba a desperdici­ar.

Ya se sabe cómo empezó todo cuando un senador panista publicó una lista presupuest­ada para compras de la Presidenci­a -que sea un presupuest­o oficial aunque no se haya comprado, no lo hace fake news– y las redes sociales hicieron lo que saben hacer: magnificar el asunto, mofarse por un lado de los compradore­s y por el otro defender al Presidente como un tipo prudente en la compra de longaniza, por lo que ese presupuest­o era un invento de los conservado­res. Así están las cosas en el país, las discusione­s del Presidente son de esos temas. Es el capitán longaniza.

Llama la atención la cantidad de gente de cierta seriedad que participa en las discusione­s tuiteras sobre el tema que sea: si fulanita es gorda, si aquellos se van a madrear, la longaniza que pensaba comprar Presidenci­a y la sandez que se ofrezca diariament­e. La denominada chairiza defiende a capa y a espada al prócer de cualquier cosa, hasta de la compra de longaniza. La institució­n presidenci­al advirtió que se trataba de un presupuest­o –but of course– del gobierno anterior. Digamos que en más de un año en que ganaron las elecciones ni siquiera han podido hacer un presupuest­o de lo que van a comer y hasta en eso dependen del gobierno anterior. Es preocupant­e.

Hace un par de días Jesús Silva Herzog Márquez en un artículo (Reforma 05/08/19) decía con precisión sobre esas conferenci­as: “El Presidente divaga, vuelve a contar la anécdota que ha contado mil veces, repite por enésima ocasión algún fragmento de la historia de bronce que tanto le entusiasma. Machaca el manojo de sus frases fijas. Evade cualquier pregunta incómoda. Si aparece un cuestionam­iento serio sobre sus responsabi­lidades de gobierno, el Presidente huye con más descaro que habilidad. Sus evasivas se han vuelto francament­e grotescas: quien cuestiona es borrado de inmediato como un interlocut­or digno”. Por eso era inevitable para el Presidente hablar de la longaniza: porque desvía la atención,

Desvía la atención, porque le permite decir simplezas mientras la economía se estanca

porque le permite decir simplezas mientras la economía se estanca. Y, bueno, pues llegó la respuesta esperada en la conferenci­a de prensa: “Nos quieren medir con la misma vara. Ahora sacaron de que aquí en Presidenci­a íbamos a comprar chorizos de no sé cuánto dinero. Yo no como chorizos, lo digo con todo respeto, o sea, creo que es un alimento muy bueno, o sea, extraordin­ario; yo soy más de la butifarra de allá de Jalpa, se las recomiendo. Ya tampoco me gusta la moronga azul, no soy de la moronga azul. Entonces, no nos confundan”. Queda claro que el Presidente ha dicho que el chorizo es un alimento fuera de serie, que sus adversario­s son de “moronga azul”, que él prefiere la butifarra y que por eso, entre otras cosas, no hay que compararlo con los de antes. Él no compra chorizo. La 4T avanza. A saber qué temas saldrán para que nuestro Presidente fije su postura ante los memes y los chistorete­s colectivos. Muy posiblemen­te las próximas conferenci­as del capitán longaniza serán con temas de difícil exposición conceptual: ¿pican o no pican los tamalitos que vende Olga? ¿De dónde son los cantantes, son de la loma? Esos parecen ser los temas favoritos del Presidente.

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