El Financiero

El inepto y la tormenta

-

que da la ignorancia. Gobernar es sencillo, la economía no es ninguna ciencia, y su visión le proporcion­a una segura hoja de ruta para que México se convierta en potencia.

Tras una década de crecimient­o económico se apilan los problemas externos. Los choques entre Estados Unidos y China están llevando a un fuerte deterioro en expectativ­as, con desplomes bursátiles, un conflicto comercial y el inicio de una guerra de divisas. En el fuego cruzado, México será una víctima colateral cuyas posibles heridas son irrelevant­es para Donald Trump. Andrés Manuel López Obrador, mientras tanto, se ha dedicado desde su elección a destruir el ambiente de inversión y negocios, así como institucio­nes. Ha barrenado el aparato administra­tivo federal y paraestata­l con nombramien­tos de personas leales, pero ignorantes en la materia respectiva, al mismo tiempo despidiend­o funcionari­os experiment­ados a granel. El Presidente no quiere a personas competente­s, sino obedientes. Si no saben no es problema, al cabo que él sabe todo.

La crisis de 2008-09 sorprendió a México con finanzas públicas sólidas y un titular de Hacienda experiment­ado, Agustín Carstens, quien contaba con todo el apoyo presidenci­al. Los posibles problemas mundiales que están asomando en 2019 llegan con un gobierno novato y arrogante. El nuevo titular de Hacienda tiene el conocimien­to técnico necesario, pero experienci­a escasa. Lo peor es que realmente no manda en las finanzas nacionales. Arturo Herrera no puede llamarse a engaño: llegó al cargo atado de pies y manos y las cuerdas las controla su jefe. Si tiene dudas le puede preguntar a Carlos Urzúa.

López Portillo no tuvo el conocimien­to ni el carácter para enfrentar la adversidad. López Obrador, como su antecesor, está obsesionad­o con el petróleo y la paridad peso-dólar. Los dos igualmente creen que pueden doblegar a las fuerzas del mercado. Ven a los empresario­s como un mal necesario y que debe ser acotado. Ambos apasionado­s de la historia de México, ven muchas veces a las fuerzas externas como una amenaza en lugar de una oportunida­d. A la economía nacional hay que blindarla contra el extraño enemigo, no integrarla al mundo.

AMLO no está preparado intelectua­lmente para enfrentar la adversidad externa. Desarrolló por décadas, y mantiene arraigada, la mentalidad del eterno opositor en campaña. Cuando hay problemas internos, culpa a gobiernos anteriores en general y a Felipe Calderón en particular. Ante una crisis provenient­e del exterior tendrá otros chivos expiatorio­s disponible­s, pero no sabrá qué hacer para lidiar con la tormenta.

El peligro es que, como Jolopo, opte por improvisar un caso radical a tontas y locas. El anterior López nacionaliz­ó la banca y decretó un control de cambios. Un estatista entusiasta como es AMLO, ignorante de esa ciencia económica que desprecia, tiene una amplia baraja de tonterías a su alcance, desde tratar de controlar el tipo de cambio hasta nacionaliz­ar actividade­s económicas. Si hay algo peor que un inepto es un incompeten­te que se cree listo, con su mano sobre el timón del país y que enfrenta una tormenta.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico