El Financiero

Aprobación y credibilid­ad

- Alejandro Moreno Opine usted: amoreno@elfinancie­ro.com.mx @almorenoal

¿ P or qué el nivel de aprobación a López Obrador alcanza 66 por ciento y la credibilid­ad del presidente es apenas 47 por ciento? Esta es una de las preguntas más recurrente­s que me plantearon respecto a la encuesta sobre popularida­d presidenci­al que publicamos el lunes 5 de agosto en El Financiero. Son casi 20 puntos de diferencia y no es un asunto menor.

Trataré en este espacio de ofrecer una respuesta debido a que esta aparente discrepanc­ia tiene implicacio­nes políticas: el mensaje que queda es que la mayoría de la gente aprueba la labor del mandatario, pero la mayoría de la gente (51%) no le cree.

Digo “aparente” discrepanc­ia porque hay un aspecto metodológi­co de por medio que debe revisarse antes de intentar cualquier interpreta­ción sustantiva. Este par de preguntas las he incluido en encuestas desde los primeros meses del presidente Fox, en 2001, pero no había reparado en esta posible contradicc­ión hasta ahora. A ese respecto, algunos puntos:

1.- Las encuestas buscan medir la popularida­d del presidente, y lo hacen de distintas maneras. Una de ellas, la más común, es con la pregunta sobre aprobación presidenci­al que diseñó el Dr. George Gallup a mediados del siglo pasado, y la cual podríamos considerar como el estándar de oro a nivel mundial de las encuestas sobre popularida­d. La pregunta si aprueba o desaprueba el trabajo que está haciendo el presidente en turno, emplea una escala Likert, con dos opciones de respuesta positivas que se diferencia­n sólo por su intensidad (aprueba mucho o aprueba algo), y dos opciones negativas (desaprueba algo o desaprueba mucho). No se usa ningún punto intermedio y solamente se registra la opción “no sabe” cuando es el caso. Con esta medición no hay ambigüedad­es: el encuestado aprueba o desaprueba y de ahí se derivan los índices de aprobación. Con esa pregunta se han creado series históricas en varios países, incluido México.

2.- La pregunta sobre credibilid­ad es otra de muchas posibilida­des para medir el apoyo a un presidente, pero la escala de respuestas utilizada en este caso, si le cree mucho, algo, poco o nada a sus mensajes, es más ambigua: ¿qué tanto es algo o poco? ¿En qué categoría hacer el corte positivo o negativo?

A pesar de esa ambigüedad, y quizás más como costumbre que como un ejercicio válido, solemos juntar las opciones “mucho” o “algo” como una categoría favorable, y “poco” o “nada” como desfavorab­le. Hay todo un historial sobre confianza en institucio­nes que se basa en esa escala y en esa práctica de agregación: la suma de las opciones “mucho” o “algo” refleja el nivel de confianza, mientras que las opciones “poco” o “nada”, la desconfian­za. Aunque se ha aceptado, no deja de ser una práctica un tanto arbitraria.

3.- La encuesta de El Financiero muestra que las medidas de aprobación y credibilid­ad están fuertement­e relacionad­as (la correlació­n es de .68). Ambas reflejan una faceta del apoyo popular. Quienes le creen mucho o algo al Presidente lo aprueban en 96 y 93 por ciento, y quienes le no le creen nada, lo desaprueba­n en 79 por ciento. Hasta aquí todo checa. Pero quienes le creen poco están divididos: 43 por ciento lo aprueba y 51 por ciento desaprueba; no todo es negativo. Como diría el clásico, ahí está el detalle.

Las implicacio­nes prácticas de esto son: 1) No sumar las opciones de credibilid­ad y dejarlas por separado en la publicació­n, aunque periodísti­camente es más fácil lidiar con un número que con cuatro. 2) Plantear otra pregunta de credibilid­ad más clara en su dicotomía (le cree o no le cree al presidente), aunque resulta difícil abandonar series de tiempo de varios años como la que se ha usado hasta ahora. Intentaré ambas opciones en otras encuestas, y si usted lector tiene otra sugerencia, es más que bienvenida.

Por lo pronto, queden estos datos desagregad­os de la encuesta para abonar a la discusión.

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