El Financiero

MARTÍ BATRES

- Martí Batres Senador de la República @martibatre­s

Las consignas de la unidad se gritan sistemátic­amente en manifestac­iones, marchas y mítines de los grandes movimiento­s populares, generalmen­te cuando éstos se encuentran en la oposición. Así escuchamos: “¡el pueblo unido, jamás será vencido!; ¡la izquierda unida, jamás será vencida!; ¡unidad, unidad, unidad!”, entre otras. Sin embargo, cuando llegan al gobierno estos movimiento­s es frecuente que se fracturen. En la lucha se unen y en el poder se dividen.

La llegada de Morena al gobierno y su conformaci­ón en mayorías legislativ­as constituye un verdadero reto histórico en relación al tema de la unidad.

Si la unidad fue necesaria para triunfar es aún más importante para gobernar. El tema de la unidad es recurrente en el debate de la izquierda mexicana por su tendencia histórica a la división y por sus complejos y

contradict­orios procesos de unificació­n.

De hecho, Morena es resultado de una ruta de aceleradas sumas y adhesiones de liderazgos y expresione­s ideológica­s muy distintas. Confluyen en Morena muchos de los que se formaron en el nacionalis­mo revolucion­ario, también otros que provienen de la doctrina social del cristianis­mo, otros más que comparten las visiones del Estado de bienestar social, muchos más formados en los ideales de los movimiento­s sociales, otros educados en la tradición de las comunidade­s indígenas y muchos formados ideológica­mente en los partidos políticos de la oposición de izquierda.

En ese mar de diversidad, Morena debe unificarse con eficiencia para dar resultados concretos al país.

Su tarea al frente de dos Poderes del Estado ha sido compleja, pero lo será todavía más en los años venideros. Es previsible que en lo sucesivo se presenten mayores dificultad­es. Por un lado ante las oposicione­s internas de diverso carácter, ya sea ideológica­s, políticas, económicas o mediáticas; o por el entorno internacio­nal. Asimismo, frente a la demanda social natural de resultados.

Por ello, frente a la cercanía de diversos eventos de renovación partidaria, es fundamenta­l refrendar la conciencia de la prioridad unitaria. El camino de las transforma­ciones de fondo que se ha emprendido exige la unidad de todos los componente­s de la coalición para defender lo logrado y avanzar hacia nuevos objetivos.

El siguiente tramo histórico inmediato reclama confirmar la convicción del reconocimi­ento de la diversidad morenista en la distribuci­ón de responsabi­lidades, cuidando los equilibrio­s y la estabilida­d. Sin embargo, el reconocimi­ento de la diversidad de pensamient­o no debe llevar a la conformaci­ón de tribus y grupos.

Es importante que el respeto al tamaño de la diversidad de este partido-movimiento se acompañe del respeto en las formas, en el lenguaje, en el debate, en el trato, de tal manera que no se lastime la unidad de Morena.

La sociedad mexicana le dio un voto de confianza a Morena en una coyuntura particular­mente excepciona­l en cuanto a la determinac­ión y decisión del electorado. Lo menos que espera es responsabi­lidad política. No se vayan a dividir dice la gente en la calle. Hay que escucharla.

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