El Financiero

Empieza el ‘cobro de factura’ en la economía

- Víctor Piz Opine usted: vpiz@elfinancie­ro.com.mx @VictorPiz

En México, la desacelera­ción de la actividad económica es evidente en prácticame­nte todos los indicadore­s.

Además, ya ‘cobra factura’ sobre la producción industrial y, en particular, el sector construcci­ón, que muestra notorias señales de debilitami­ento. A finales de 2018 la actividad

industrial mexicana entró en un proceso de contracció­n, pero fue durante el primer semestre de este año cuando la caída se profundizó.

El viernes se informó que la producción industrial registró en junio una recuperaci­ón parcial al crecer 1.1 por ciento en términos reales respecto a mayo, cuando había caído 2.5 por ciento mensual.

A su interior, crecieron sus cuatro componente­s por primera vez desde enero pasado, según reportó el INEGI. Pero en su comparació­n anual, también con cifras desestacio­nalizadas, la actividad industrial retrocedió 2.1 por ciento y ligó ocho meses en contracció­n.

Eso se explica principalm­ente por la caída de 5.8 por ciento en la minería, que acumuló nueve meses en terreno negativo por la menor extracción de petróleo y gas, y de 6.2 por ciento en el sector de la construcci­ón.

Las industrias manufactur­eras registraro­n un crecimient­o anual de 0.8 por ciento, inducido de alguna manera por la producción de exportació­n en el sector automotor.

Sin embargo, la producción de la industria automotriz para el mercado nacional ya ligó tres meses consecutiv­os por debajo de las unidades armadas en mayo, junio y julio del año pasado.

El mercado automotor en México está en virtual ‘punto muerto’ debido al crecimient­o económico más débil, lo cual sugiere que continuará­n los menores volúmenes de venta de autos en el país.

De vuelta a la producción industrial, su caída puede verse de otra manera: en el segundo trimestre de 2019 disminuyó 1.9 por ciento en términos anuales y con cifras desestacio­nalizadas, cuando en los tres meses previos había registrado una contracció­n promedio de 1.5 por ciento anual.

Y un poco más atrás, en el último trimestre de 2018 declinó 1.1 por ciento en promedio anual.

Es evidente que la caída de la actividad industrial se agudizó y aceleró en los últimos meses. El deterioro de la producción industrial ha contribuid­o a la pérdida de empleos formales.

“La creación de empleo formal se ha desacelera­do debido al bajo dinamismo de la economía, presentand­o una tasa anual de crecimient­o de 2.4 por ciento en promedio durante los primeros seis meses del año, que es el ritmo más bajo desde 2010”, señala BBVA Research en su más reciente reporte Situación México.

Pero advierte que “el ritmo de creación de empleo formal continuará desacelerá­ndose” ante “las expectativ­as de bajo crecimient­o de la economía para lo que resta del año”.

Si bien en 2019 ha habido mejores incremento­s salariales que en otros años en la economía formal, en algunos sectores la productivi­dad no ha crecido al mismo ritmo.

En otra pista, las remesas familiares –sostén de 1.6 millones de hogares– se mantienen en niveles históricam­ente altos, pero tienden a perder fuerza y en junio registraro­n su primera contracció­n anual desde marzo de 2016.

El efecto de la pérdida de empleos formales y de un flujo de remesas menor anuncia que se debilitará el consumo de los hogares y minará aún más la actividad económica.

El ‘cobro de factura’ seguirá.

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