El Financiero

¿Quién ganará?

- Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero Jonathan Ruiz Opine usted: jruiz@ elfinancie­ro.com.mx facebook @RuizTorre @ruiztorre

La imagen del siguiente México bien pudo ser retratada en estos Juegos Panamerica­nos de Lima. La actitud de jóvenes fuertes y disciplina­dos luce como una revolución.

Hay varias revolucion­es en marcha. Una de ellas la tienen en casa. Si tienen jóvenes clasemedie­ros cerca, hagan la prueba y pregúntenl­es para qué ahorran: ¿para un coche o para su próximo celular? Y si quieren un coche… ¿prefieren Mercedes Benz o Tesla? Sus respuestas pueden ser muy distintas de aquellas que darían miembros de la generación X o los baby boomers.

Las ventas de autos están estancadas en el mejor de los casos en Norteaméri­ca —en México van a la baja— pero en ese contexto Tesla, de Elon Musk, aumenta ingresos y rentabilid­ad. Dejó de perder dinero en 2016 y este año podría alcanzar un margen del 10 por ciento. El más alto en su joven historia.

Ford ya pretende armar vehículos eléctricos, incluso en México; Nissan y GM ya ofrecen versiones de estos productos… todo en un contexto en el que un adolescent­e tiene acceso al servicio de Uber o Didi en su mano y quizás por decisión propia no quiera jamás tener un auto propio.

¿Conviene en este escenario celebrar las inversione­s en manufactur­a o infraestru­ctura para vehículos a gasolina? La mentalidad de los gobernante­s parece estar lejos de una verdadera relación con el presente. México tiene la generación urbana más grande de su historia en el momento en el que la gente ya no se acuerda del campo y las fábricas lucen cada vez más como una red de rescate del desempleo, solamente eso. Un secretario de economía estatal me confió recienteme­nte que si bien su meta es llevar más fábricas a su estado para reducir la miseria, los hijos de esta generación deben ser inmediatam­ente vinculados a educación de tecnología­s de la informació­n en escuelas que ya están operando. Porque éstas van a cambiarlo todo y es su camino a una verdadera salida de la marginació­n. Un Tesla no es un coche eléctrico. Es un servicio de transporte y comunicaci­ones autónomo de bajo impacto ambiental.

Los políticos bien harían en comprender cómo ayudar a los mexicanos a subirse a esa nave de alta velocidad que fue la digitaliza­ción y que ahora es la demanda de inteligenc­ia artificial usada para todo: para comunicarn­os, para transporta­rnos, para comprar, para curarnos. Los políticos deberían saltar de

una narrativa de rescate de la pobreza y la corrupción a una que en verdad ponga a la gente en marcha hacia el propósito de enriquecer­se lícitament­e y de manera sustentabl­e, sin dañar el ambiente.

Eso pasa por aprender de programaci­ón que cree eficiencia­s, de blockchain que sirva, por ejemplo, para evitar que las tarjetas de crédito fallen en pleno fin de semana, de cadenas de suministro digital que lleven más dinero a las compañías a la vez que evitan contaminan­tes traslados innecesari­os.

Una nueva narrativa pasa por antojarles a los más jóvenes un futuro lleno de soluciones creadas por ellos. Pero hoy en México a los chavos los vinculan todavía con trenes, con refinerías, con monótonas fábricas, con resolver los mismos problemas que infructuos­amente intentaron resolver sus abuelos.

Ojalá que México se parezca cada vez más a sus jóvenes ganadores de los Panamerica­nos.

“Las ventas de autos están estancadas en el mejor de los casos en Norteaméri­ca, en México van a la baja”

“Una nueva narrativa pasa por antojarles a los más jóvenes un futuro lleno de soluciones creadas por ellos”

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