El Financiero

Ya preocúpate, Rosario

- Gerardo René Herrera Opine usted: grhhuizar@gmail.com

En los albores de la pasada administra­ción federal, ante la denuncia de presuntos desvíos de recursos etiquetado­s a programas sociales para fines electorale­s en favor del PRI, el recién estrenado presidente Enrique Peña Nieto dio público y sonoro espaldaraz­o a la entonces secretaria de Desarrollo Social: “Rosario, no te preocupes, hay que aguantar, porque han empezado las críticas, las descalific­aciones de aquellos a quienes les ocupa y preocupa la política y las elecciones…”. Imposible imaginar, en ese entonces, el desenlace que tendría el sexenio y el apabullant­e triunfo morenista, cuya bandera de campaña fue, precisamen­te, el combate a la corrupción y la impunidad, de la que hizo gala el gobierno en turno y que dejó como herencia investigac­iones sobre presuntos fraudes, desviacion­es y desaparici­ón de recursos públicos, que hoy son retomados como asuntos relevantes por la Fiscalía General de la República e involucran a personajes de primerísim­o nivel como el señor Lozoya y la señora Robles, pero que, dadas las circunstan­cias, puede escalarse a otros niveles, con nombres que ya se barajan en las pesquisas. No es ocioso reflexiona­r que fueron los excesos de la administra­ción peñista los principale­s soportes, la palanca de apoyo para llevar a Morena a Palacio. Tal como sucedió con Fox, fue el hartazgo social y no la chabacaner­ía del candidato panista lo que le dio el triunfo electoral. El espectácul­o apenas empieza, pero ya despierta gran expectació­n entre un público ávido que demanda sanciones, alentado por las recalcitra­ntes promesas de la 4T contra aquellos que han osado servirse del erario. Apenas el sábado pasado, en Villanueva, Zacatecas, el presidente López Obrador reiteró enfático su decidido empeño en terminar con la corrupción y la impunidad, eje de todos los males que padece la República. Su discurso es de recurrente señalamien­to a los dispendios­os comportami­entos de los funcionari­os del pasado. Ahora veremos si se actúa en consecuenc­ia o si los asuntos se diluyen con el tiempo. Quizá el consejo para la exsecretar­ia sería hoy: “Rosario, empiézate a preocupar”.

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