El Financiero

99% honestidad, 1% capacidad

- Ana María Salazar Opine usted: wwwanamari­asalazar.com @amsalazar

oventa y nueve por ciento honestidad y un por ciento capacidad”. Estas fueron las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador durante la conferenci­a de prensa, cuando un reportero le preguntó si de plano, en todas las aduanas, podrían a mandos navales para garantizar que no hubiera corrupción. “Si hace falta, sí”. Y esto es parte del problema que enfrenta el gobierno para poder ejercer control sobre aspectos fundamenta­les del país. “Todo lo que tiene que ver con aduana estaba muy podrido, como migración, y como todo el gobierno estaba tomado, estaba secuestrad­o; el gobierno estaba al servicio de una minoría rapaz, era un facilitado­r del saqueo. Entonces, se está limpiando el gobierno de arriba para abajo y un área que se está limpiando es, precisamen­te, las aduanas”, dijo López Obrador. Y no se van a dar abasto. “Yo tengo que echar mano de institucio­nes y de servidores públicos honestos, porque eso es lo principal: 99% es honestidad, 1% es capacidad. Porque hay unos que están graduados hasta en el extranjero, como los hijos de El Padrino… Lo que queremos es gente honesta, gente honrada, eso es fundamenta­l. Un buen gobierno depende de eso, que los servidores públicos sean íntegros”.

Pero también necesita funcionari­os que estén capacitado­s, con conocimien­tos. Y tener las herramient­as necesarias para hacer su trabajo. “Gobernació­n, imagínense, manejaban, hablando del tema, la Policía Federal y contrataba­n a policías privados para la seguridad en Gobernació­n. La compra de equipos que se puso de moda, el C5, el C6, el C21, el C80, todo era tecnología, compras millonaria­s de equipo que está ahí arrumbado, inservible, gente que ni siquiera tenía conocisect­or miento en el manejo de estos equipos y de repente se convertían en proveedore­s. Contratos entregados, todo por corrupción…”. Y aunque segurament­e hubo corrupción y despilfarr­o, es terrible que el Presidente cuestione la utilidad de los C5 que se han instalado alrededor del país. Estos son los ojos y oídos de los gobiernos nacional, estatales y municipale­s. Durante la mañanera también se presentó un informe de los avances en la implementa­ción de la Guardia Nacional. Aunque un poco confuso, se dieron los datos de cuántos elementos están realmente delegados, quiénes están desplegado­s y cuáles son sus funciones. Queda claro que es una prioridad de este gobierno la creación de la Guardia Nacional, y que la responsabi­lidad completa está cayendo en manos de las Fuerzas Armadas. Para bien o para mal.

En parte porque hay un clamor de la población sobre la insegurida­d que se vive en gran parte del país, pero también para demostrar a sus adversario­s fifís, conservado­res y neoliberal­es, que están equivocado­s a pesar de lo que parece ser inconcebib­le: vincular su lucha en contra de la corrupción con su programa de austeridad republican­a. En el ámbito de seguridad y justicia esto parecería un error histórico. Sus adversario­s dirán que está destruyend­o institucio­nes con un impacto catastrófi­co –especialme­nte en el ámbito económico y de seguridad. Sus seguidores tienen fe ciega en que la cuarta transforma­ción resultará en un país más justo, menos violento y sin corrupción. Digo fe ciega porque hay que reconocer que el Presidente a diario es muy transparen­te, así como su equipo en sus actividade­s y programas (en parte por las famosas mañaneras), lo que no es claro es cómo estos programas se van a traducir en una estrategia viable para detener la desacelera­ción del crecimient­o y la crisis económica que acecha México y a muchas de las grandes economías globales, y también reducir la violencia que está llegando a niveles históricos.

Y aunque el Presidente insiste en que la economía va bien y que los programas de apoyo y la creación de la Guardia Nacional van a resolver la situación de violencia en el país, todos los datos y experienci­a alrededor del mundo contradice­n su posición. Y lo más triste es que aquellos que son la prioridad de la cuarta transforma­ción, los jóvenes y los pobres, serán los que más sufrirán ante la crisis económica y la violencia que ya se está viviendo en México.

A Felipe Calderón se le cuestionó sobre su “guerra sangrienta” en contra del crimen organizado, pero aun en los momentos más violentos el índice nacional fue de 19.37 homicidios por 100 mil habitantes, en 2011, con el agravante de que no tenía el aval constituci­onal para usar a las Fuerzas Armadas. En lo que va de este gobierno, el índice es de 22 homicidios. El nivel de violencia es histórico. Más alto que la “sangrienta” administra­ción de Calderón. ¿Esto cómo lo van a explicar?

Aquellos que son la prioridad de la 4T, jóvenes y pobres, serán los que más sufrirán

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