El Financiero

La democracia y el ojo de Sauron

- Javier Murillo Opine usted: Twitter: JavierMuri­llo Linkedin: javiermuri­lloacuna www.metrics.digital

En el Señor de los Anillos, de Tolkien, el ojo de Sauron ve todo lo que sucede en la Tierra Media, capaz de adaptar su forma para manipular a los espíritus comunes. Pues hay un país que desde los ochenta inició con pruebas para llevar a cabo algo en la misma línea, como lo explicó en su momento el historiado­r de Harvard, Julian Gewirtz, “cuando el gobierno chino vio que la tecnología de la informació­n se estaba convirtien­do en parte de la vida diaria, se dio cuenta de que tendría una nueva y poderosa herramient­a, tanto para recopilar informació­n, como para hacer que los chinos sean más ‘modernos’ y más gobernable­s”. Los avances posteriore­s, como la capacidad de gestionar grandes cantidades de datos y la inteligenc­ia artificial, han hecho realidad esa visión. ¿Cómo se gobierna un país con más de mil 400 millones de personas si no se permite el debate público, el activismo civil y la libertad electoral? ¿Cómo se reúne suficiente informació­n para realmente tomar decisiones? Hasta donde se sabe, no existe un plan maestro que vincule la tecnología y la gobernanza más que en China y su “Sistema de Crédito Social”.

La idea del crédito social es monitorear, administra­r y analizar el comportami­ento de personas e institucio­nes. Una vez que se registra una violación en una parte del sistema, puede desencaden­ar respuestas en otras partes del engranaje de control. Es un concepto diseñado para apoyar tanto el desarrollo económico, como la gestión social y por ende manejo político. Todo se basa en listas negras. En los últimos cinco años, el sistema judicial de China ha publicado los nombres de las personas que no han pagado multas o no han cumplido con sentencias. Bajo las nuevas regulacion­es de crédito social, esta lista se comparte con empresas y agencias gubernamen­tales. Los que incumplen se vuelven parias del sistema.

Las personas en la lista se han visto bloqueadas para pedir préstamos o reservar vuelos. Recienteme­nte Beijing lanzó una serie de listas para prohibir que firmas deshonesta­s reciban futuros contratos del gobierno o concesione­s de tierras. Algo como los “Lords” y “Ladys“de México, pero administra­do por el gobierno. Algunos gobiernos locales han experiment­ado con “puntajes” de crédito social. Todos comienzan con mil puntos. Si el ciudadano dona a una fundación o gana un premio del gobierno, abona puntos; si viola una ley de tránsito, como conducir ebrio, pierde puntos. Las personas con buenos puntajes pueden obtener descuentos en servicios o mejores condicione­s en hipotecas. Es momento de irnos preparando, porque esto es una tendencia y en menos de 10 años será un estándar, a menos que llegue Frodo a salvarnos.

Fundador y Presidente del Consejo de Metrics

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