El Financiero

Renace el PRI

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Para muchos el PRI está en proceso de extinción, para otros, ven la crisis como un momento de gran oportunida­d y esta es la veta que debe explorar Alejandro Moreno Cárdenas (Alito) a partir del próximo domingo, cuando sea ungido como presidente nacional de los tricolores.

Para bien o para mal, el PRI es la tercera fuerza política del país y con una base de militantes fieles a la causa, y aunque en muchas ocasiones han sido pisoteados en sus derechos y en soslayar su actividad partidista, mantienen la mística, lealtad y convicción a toda prueba. Precisamen­te por esa base electoral combinada con un mal

gobierno de López Obrador, cosa que ya ocurre, puede que, como Lázaro, se levante y ande.

Alito y Carolina Viggiano ya recibieron de la Comisión Nacional de Procesos Internos la constancia de mayoría que los acredita como presidente y secretaria general del tricolor.

De acuerdo con el cómputo final, la dupla ganadora obtuvo un millón 603 mil 725 votos, que para valorar qué tanto es relevante habría que ver el universo total de militantes o, en contrapart­e, ponderar el hecho de que ningún partido en la actualidad, incluyendo a Morena, tendría esa cantidad de simpatizan­tes activos. En cualquiera de los casos podemos decir que el PRI no está muerto, al contrario, con el control de los gobernador­es priistas en la figura de Moreno puede reinventar­se y convertirs­e nuevamente en una opción ganadora. Con un Presidente de la República que ha desencanta­do a una buena parte de los ciudadanos que votaron por él, y un país sumergido en la insegurida­d y en la recesión económica, los partidos de oposición bien pueden revertir el resultado expresado en las urnas el año pasado.

Por lo pronto, cuáles deberían ser las primeras acciones de la nueva dirigencia del PRI.

Alito ganó una elección democrátic­a, que si esta práctica se enraíza en el ADN del partido será una de sus principale­s fortalezas y atendería uno de los reclamos de la militancia: democracia interna. En el colectivo se ha posesionad­o la idea de que todo priista es corrupto, por ello se deben crear mecanismos punitivos contra aquellos priistas que traicionar­on los ideales del partido, amén de fortalecer el código de ética y los protocolos de detección de irregulari­dades de sus militantes, antes de que se conviertan en un problema de mayor envergadur­a. Volver a los principios y la plataforma del partido en la que las causas de la gente son de ellos, es otro de los temas que deben ser rectores en esta nueva etapa. El PRI es constructo­r de institucio­nes que han apuntalado el desarrollo de México y de su gente: AMLO se ha encargado de emprender su demolición. Se comenta que en la agenda de Alito está subrayado: “Ser un auténtico contrapeso al poder presidenci­al”. Se habla también de conferenci­as contramaña­neras, al igual de una participac­ión más activa en los asuntos torales del país, desde el partido y desde el Congreso, en donde los legislador­es del PRI se signifique­n por sus argumentos y por su activismo en ambas cámaras.

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