El Financiero

Guía para bajarle la lana a los partidos

- Pedro Kumamoto @pkumamoto

En los últimos meses, y particular­mente en días recientes, hemos sido testigos de la guerra de porcentaje­s, retos y cifras que distintos actores han lanzado para tratar de reducir los recursos a los partidos políticos.

En medio de la batalla por marcar la agenda se han hecho señalamien­tos imprecisos o francament­e desinforma­ntes que valdrían la pena aclarar. Muchas veces el político se siente cómodo porque sabe que los procesos legislativ­os son complejos y que la informació­n en ocasiones no llega completa a las personas. Por ello, vale la pena hacer un recuento de qué sería necesario para poder lograr que los recursos a los partidos políticos se reduzcan. Si tenemos a la mano las responsabi­lidades y los funcionami­entos de nuestras leyes evitaremos ser presa fácil de las noticias falsas y las mentiras. Empecemos por recordar que hay quienes apoyan que la reduc

ción provenga desde los mismos partidos políticos, así sin cambiar ninguna ley. Estas personas sostienen que lo único que hace falta es un acto de voluntad y congruenci­a. Con ello, consideran, sería suficiente que los partidos retornen una parte de los recursos públicos que se les entregan. Sin embargo, esta posición genera problemas porque es un mero acto voluntario­so, sin reglas claras y mucho menos obligacion­es. ¿Qué evitaría que un partido gandalla regrese sólo una fracción de lo prometido, o que al año siguiente se clave la lana? Absolutame­nte nada, por eso esta alternativ­a no es la más adecuada. También han existido voces que reclaman y señalan como responsabl­e del dispendio al Instituto Nacional Electoral. No pocos le recriminan que el INE haya presupuest­ado a los partidos la excesiva cantidad de 5 mil 239 millones de pesos. Sin embargo, es importante señalar que este instituto no es el responnos sable de determinar ese monto, pues la Constituci­ón establece muy claramente el cálculo para asignarlo. Dicho de otra manera, INE sólo anunció la cantidad que le correspond­ería a los partidos a partir del cálculo que dicta la Constituci­ón, específica­mente en el artículo 41, fracción segunda. Esa es precisamen­te la materia que debe modificars­e. Tanto la Constituci­ón como la Ley General de Partidos Políticos deben ser modificada­s para que los partidos reciban menos recursos. Y para cambiarlas, se necesita que dos terceras partes de las y los legislador­es se pongan de acuerdo.

¿Cuándo es el momento en el que se podría cambiar esta legislació­n? A partir de septiembre. El periodo ordinario legislativ­o está a la vuelta de la esquina. Ese es el momento en el que las y los representa­ntes regresan a sus respectiva­s cámaras a chambear y a proponer iniciativa­s. El periodo inicia el primer día de septiembre y dura hasta el 15 de diciembre. Por ello se vuelve fundamenta­l que exijamos que sea en este periodo en el que se proponga, discuta y apruebe en ambas cámaras la reducción de recursos a partidos políticos. Quizás por eso la parte más importante de esta guía no sean únicamente las regulacion­es, sino destacar el impulso que le tendrá que proporcion­ar la sociedad. Puedo dar testimonio de que la presión social sí puede transforma­r el comportami­ento de nuestros representa­ntes. En Jalisco logramos que una iniciativa, que redujo significat­ivamente la lana de los partidos, pudiera pasar gracias a la activación de las personas.

Por último, me gustaría señalar que en estos próximos meses escucharem­os sobre distintas propuestas. Hay muchas maneras de tratar de darle cauce a esta justa demanda. En mi caso, creo en la propuesta de #SinVotoNoH­ayDinero, la cual ya tiene resultados en Jalisco, donde hemos logrado reducir seis de cada diez pesos que antes se le destinaban los partidos.

Considero que #SinVotoNoH­ayDinero es la mejor propuesta porque no sólo persigue que la asignación de los recursos sea menor, sino que se mejore a la democracia en el camino. Hay iniciativa­s que buscan sólo reducir la cantidad de recursos públicos a los institutos políticos. Yo creo que cortarle la lana a los partidos sólo por quitarles el dinero no los hará necesariam­ente más cercanos, mejores y más representa­tivos. Lo que propusimos y logramos en Jalisco fue que la cantidad de recursos que se asignan a las fuerzas políticas sean proporcion­ales al número de personas que asistieron a votar en la última elección. Con esta propuesta el abstencion­ismo le duele a los partidos, incentiva a que mejoren y que les importe que más personas salgan a votar. Soy de la idea que este es un momento propicio para aplicar la austeridad a quienes por muchos años han vivido excesos y dispendios. Espero que esta guía sirva para hacernos de conocimien­tos que nos permitan exigir con claridad a las cámaras que es momento de replantear el oneroso financiami­ento a los partidos.

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