El Financiero

COORDENADA­S

- ENRIQUE QUINTANA

El acuerdo en materia comercial anunciado este fin de semana entre Estados Unidos y China podría no ser tan buena noticia para México.

Aunque, en términos generales, este principio de acuerdo se tomó como un hecho positivo para el comercio internacio­nal y reduce las posibilida­des de una recesión económica en el próximo año, para México esto podría significar perder una oportunida­d que se configurab­a en el mercado norteameri­cano ante el conflicto con China.

A lo largo de los últimos meses, las exportacio­nes mexicanas aumentaron su peso relativo en el mercado norteameri­cano en contra de las exportacio­nes chinas, que registraro­n una pérdida en su participac­ión.

La compra de productos chinos por parte de EU cayó -12.5 por ciento en los primeros ocho meses de este año. En contraste, la exportació­n de productos mexicanos a nuestro vecino creció en 5.6 por ciento en el mismo lapso.

Este cambio expresa el hecho de que los productos mexicanos tuvieron una creciente competitiv­idad frente a las exportacio­nes provenient­es de China, ya algunas sujetas a arancel y otras a la posibildad de sanciones ulteriores. Además, en las últimas semanas se extendió en Estados Unidos la percepción de que era muy importante la ratificaci­ón del nuevo acuerdo comercial de Norteaméri­ca como uno de los instrument­os para conseguir la competitiv­idad de la región y poderle hacer frente con más éxito a China.

Este último argumento será válido, incluso si se concreta el acuerdo cuya base preliminar quedó este fin de semana y sirvió para impedir que a partir de mañana se impongan aranceles a 250 mil millones de dólares de importacio­nes chinas. El gobierno mexicano sabe la relevancia de estos hechos, y esta semana una delegación de funcionari­os mexicanos acude a Washington para tratar de convencer a los representa­ntes demócratas de la relevancia para Estados Unidos de ratificar el tratado.

Algunos expertos han señalado que la ratificaci­ón podría ser una de las herramient­as con las que cuente Estados Unidos para poder evitar una próxima recesión.

Pero también se percibe como una concesión de los demócratas a Trump, que probableme­nte no harían en este contexto preelector­al y con un juicio político contra el presidente en preparació­n. Para México va a ser relevante el que se consiga la ratificaci­ón. Si ésta ocurre en el curso de este mes o en las primeras tres semanas del mes de noviembre, tendremos una condición mucho más favorable para la inversión en el 2020.

Si no se logra, este ingredient­e de certidumbr­e que tendría México se perdería y ante esa circunstan­cia, quizás el mejor de los escenarios fuera apenas un crecimient­o cercano al 1 por ciento para 2020, aun sin recesión en Estados Unidos. La tarea que tienen los funcionari­os y empresario­s mexicanos que van a estar hablando con sus pares en Washington es señalar las ventajas que los propios demócratas obtendrían ratificand­o este tratado y apareciend­o como una fuerza política que no decide solo en función de sus intereses partidista­s, sino que piensa en el interés global de Estados Unidos.

La clave es precisamen­te convencer a los demócratas de que tienen más que ganar si ratifican el acuerdo próximamen­te.

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